Una semana después de la jornada electoral del 6 de junio comienzan a verse las consecuencias, para bien y para mal, que dejaron estos comicios.
Mi señora madre siempre dice: “Las cosas siempre se acomodan”. Y parece que en esta ocasión las elecciones le dieron el lugar que merecen ciertos personajes, que serán los “huérfanos” del 6 de junio.
Uno de los peores diputados que se han visto en Puebla sin duda es Gerardo Islas Maldonado, quien tiene como destino el olvido político luego de que su “juguete” llamado Fuerza por México perdiera el registro.
No obstante, antes debe existir una investigación a fondo hacia Islas Maldonado, quien desperdició 158 millones de pesos que Fuerza por México recibió por parte del INE.
Y es que gran parte de ese dinero sirvió más para promocionar la imagen del llamado “Gerry” que la de sus candidatos, aunque obviamente en “políticos” como “Lalo Fake” no valía la pena gastar tanto dinero.
Qué decir del “bro” de Gerardo Islas, Jonathan Collantes, quien su espíritu “chapulinesco” no fue suficiente para regresar a la alcaldía de Tlachichuca, donde quedó claro que ni en su tierra lo toleran.
Así quedó también el diputado con licencia y que tiene una investigación en su contra Carlos Alberto Morales, quien resultó vapuleado en las urnas y ahora está con la zozobra de ser llamado por la justicia.
Jesús Morales, quien fuera secretario de Seguridad Pública -muy deficiente, por cierto-, será borrado del mapa electoral tras su derrota el 6 de junio; el mismo destino tendrían los priistas Alberto Jiménez Merino y hasta Xitlalic Ceja García.
Allá, en el olvido político, alcanzará a todos estos personajes Fernando Manzanilla Prieto y todos los que vieron en el Partido Encuentro Solidario la opción de seguir vigentes en el mapa electoral.
Ese mismo destino tienen muchos funcionarios que intentaron navegar en aguas profundas sin contar con capital político necesario, caso específico los regidores y secretarios del Ayuntamiento de Puebla que quisieron volar alto.
El adiós de la política también está puesto para Karina Pérez Popoca, quien fue borrada -¿o barrida?- del mapa electoral gracias a sus múltiples errores en la presidencia municipal de San Andrés Cholula.
Ojo, el haber ganado una elección no significa que se tenga el total respaldo de la sociedad y eso deben entenderlo próximos funcionarios y legisladores como Nora Merino Escamilla, que a duras penas logró su reelección.
Otros tantos nombres se sumarán a estos “huérfanos” del 6 de junio, que difícilmente tendrán una nueva oportunidad de aspirar siquiera a un cargo de elección popular en futuros procesos electorales.