Las abejas también pueden oler el coronavirus, ¿cómo y por qué?

Las abejas también pueden oler el coronavirus, ¿cómo y por qué?

Foto: Pexels

Las abejas (al igual que los perros) pueden identificar olores a varios kilómetros de distancia. Ahora científicos daneses lograron que un grupo de 150 abejas reconozca el olor que el SARS-CoV-2 genera en el cuerpo de las personas infectadas. ¡Lo hacen con solo unos minutos de entrenamiento! Extienden la lengua cada vez que lo huelen

 

Al igual que otras enfermedades, el COVID-19 tiene un olor particular. O mejor dicho, los cambios metabólicos que el virus genera en el cuerpo, producen un olor particular. A científicos de la start-up InsectSense y del Wageningen Bioveterinary Research, de la Universidad de Wageningen (Países Bajos), se les ocurrió que podrían entrenar a los polinizadores para reconocer muestras infectadas con SARS-CoV-2. 

 

¿Cómo entrenaron a las abejas para oler al coronavirus? 

 

Las abejas aprendieron a reconocer el olor del COVID-19 mediante un método de "condicionamiento pavloviano": cada vez que las abejas se exponían al olor de una muestra infectada, recibían una recompensa de solución de agua azucarada, según el portal web de la Universidad. 

 

"Las abejas extendían la lengua para recoger la solución de agua azucarada. Al repetir esta acción varias veces, las abejas asociaron la recompensa de azúcar con el olor como estímulo", explican. Pronto, las abejas comenzaron a extender la lengua cada vez que sentían el olor, sin que se ofreciera ninguna recompensa. 

 

¿Por qué entrenan abejas para detectar el COVID-19? 

 

Ahora los científicos se proponen ir un paso más, y "trabajar en la escalabilidad" del enfoque para que se puedan entrenar abejas en todo el mundo. 

 

InsectSense ya desarrolló prototipos de una máquina que puede entrenar automáticamente a múltiples abejas de forma simultánea. Llamaron a la tecnología BeeSense, y aseguran que puede ser un sistema de diagnóstico "muy eficaz para los países de bajos ingresos que tienen dificultades para acceder a infraestructuras y tecnologías de alta tecnología". 

 

Además de que el método es barato, esta tecnología podría reducir el tiempo de espera de los resultados de las pruebas de diagnóstico de COVID-19, que pueden tardar horas o días, a sólo unos segundos. 

 

Sin embargo, Dirk de Graaf, profesor que estudia las abejas, los insectos y la inmunología animal en la Universidad de Gante (Bélgica), dijo a Reuters que no cree que la técnica vaya a sustituir a las formas más convencionales de análisis de COVID-19 en un futuro próximo. 

 

"Es una buena idea, pero preferiría realizar las pruebas con las herramientas de diagnóstico clásicas en lugar de utilizar abejas para ello. Soy un gran amante de las abejas, pero utilizaría las abejas para otros fines que no sean la detección del COVID-19", comentó. 

 

A su vez, De Graaf señaló que la técnica del "olfateo de insectos" fue probada en la década de 1990 por el Departamento de Defensa de Estados Unidos para detectar explosivos y toxinas. Se utilizaron polillas, abejas y avispas "con fines de seguridad para detectar explosivos, así como para el diagnóstico médico", y tuvieron éxito. 

 

Sin embargo, considera que aún se sabe demasiado poco sobre las pruebas de los científicos de Wageningen. 

 

Las abejas en nuestro día a día 

 

Los humanos utilizamos las abejas para experimentos científicos, pero complicamos su existencia con otras actividades. Las prácticas agrícolas intensivas, cambios en el uso de la tierra, plaguicidas (incluidos los insecticidas neonicotinoides), y el cambio climático las ha afectado tremendamente. A lo que se suman las especies exóticas invasoras, las enfermedades y plagas. 

 

En conjunto, estas actividades han hecho que la población de abejas haya disminuido "de manera preocupante" en los últimos años, y ahora estén en particular peligro: casi el 35% corren el riesgo de desaparecer pronto, según información de la Organización de Naciones Unidas (ONU). Y esto, representa un gran peligro para los humanos, porque en gran medida dependemos de su supervivencia. 

 

¿Por qué las abejas son tan importantes en nuestra vida? 

 

Las abejas son polinizadores, y la polinización es un proceso fundamental para la supervivencia de los ecosistemas, "esencial" para la producción y reproducción de muchos cultivos y plantas silvestres, asegura la ONU. 

  • Casi el 90% de las plantas con flores dependen de la polinización para reproducirse. 
  • El 75% de los cultivos alimentarios del mundo dependen en cierta medida de la polinización. 
  • El 35% de las tierras agrícolas mundiales dependen de la polinización. 
  • Además, los polinizadores son indispensables para conservar la biodiversidad. 

 

Si las poblaciones de abejas continúan disminuyendo, algunos cultivos nutritivos —como frutas, frutos secos y muchas hortalizas— serán sustituidos cada vez más por cultivos básicos como el arroz, el maíz y la patata, lo que podría desembocar finalmente en una dieta desequilibrada. 

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