Cada cabeza es un mundo y dentro de ese mundo hay muchas cosas que se pierden. Todos en algún momento hemos olvidado algo importante y no tan importante, lo que podemos llamar como los “deslices” de la memoria.
Hay diversos “deslices” de memoria y seguramente alguna vez experimentaste alguno, como es la fugacidad, que es la tendencia de olvidar cosas con el paso del tiempo, pues el cerebro tiende a tirar datos que no se usan o ya no sirven.
También tenemos la distracción, que todos en algún momento vivimos y sucede cuando se atraviesa otro tema al que nuestro cerebro le pone mayor atención, dejando de lado la información que recibíamos en primer momento.
Nuestro cerebro nos juega malas bromas como es el bloqueo, que se presenta cuando sabes algo pero no recuerdas el nombre en ese momento. Pasan las horas y al fin recuerdas la información que necesitabas, pero ya es muy tarde.
La atribución incorrecta es de las más comunes y sucede cuando recuerdas algo, pero no los detalles y entonces tu cerebro te inventa otros datos, como cuando recuerdas un viaje a la playa y aseguras que fuiste con tu actual pareja, pero en realidad fuiste con tu ex.
Finalmente tenemos el sesgo, cuando tus creencias, prejuicios y estado de ánimo interfieren con tus recuerdos, como puede ser el momento que pasaste en un día soleado, pero como estás deprimido recuerdas ese día muy aburrido e incluso lluvioso.
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