Dos pequeños aviones han chocado en el aire a las afueras de Denver, en Colorado. A raíz del aparatoso accidente, una de las aeronaves quedó casi partida por la mitad, mientras que la segunda logró descender con seguridad con la ayuda de un paracaídas.
Afortunadamente, ambas avionetas aterrizaron con sus pilotos y pasajeros sanos y salvos. El accidente ocurrió debido a un supuesto fallo en uno de los motores de una avioneta Fairchild Metroliner.
"Es muy extraño para mí poder decir en pleno vuelo y sin víctimas mortales en la misma frase", declara el abogado de aviación y piloto Joseph LoRusso a la agencia AP.
Por su parte, el profesor Anthony Brickhouse, de la Universidad Aeronáutica Embry-Riddle, califica de "perfecto" el punto del choque de dos avionetas, pues si fueran sus alas o cubiertas de vuelo, la colisión podría haber tenido consecuencias trágicas. Agrega que el sistema de paracaídas utilizado por el piloto del segundo avión ya "había salvado al menos un par de centenares de vidas".
El ayudante del alguacil del condado de Arapahoe, John Bartmann, declara a modo de broma que "cada uno de estos pilotos necesita comprar un boleto de lotería ahora mismo".
"No recuerdo jamás haber visto algo así, sobre todo ver a todo el mundo irse sin más. Me refiero a que esa es la parte más asombrosa de todo esto", subraya.
Una testigo del accidente cuenta que acudió al lugar de la colisión y vio a los pilotos "parados ahí como si estuvieran en una fiesta de cóctel".
Las autoridades han iniciado una investigación para determinar las causas del accidente. "Es muy afortunado que nadie resultase herido", señala el principal investigador, John Brannen. Si bien el reporte preliminar se publicará en las próximas semanas, se espera que la investigación dure entre 12 y 18 meses.
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