Diego Lainez solo había disputado un puñado de partidos en la élite del fútbol mexicano cuando el Real Betis decidió apostar firmemente por él. Fue Llorenç Serra Ferrer, legendario director deportivo del club sevillano, el que no titubeó ni un poco a la hora de poner los 14 millones de euros sobre la mesa para convencer a América de traspasar a una de las más sólidas promesas que ha dado el fútbol azteca en los últimos años.
Y no era para menos. Dotado de una inclasificable capacidad de regate y una velocidad endiablada, debutó en el primer equipo del histórico club mexicano con tan solo dieciséis años de la mano de Ricardo Lavolpe, y no tardó en demostrar de lo que era capaz. Había despuntado en las categorías inferiores prácticamente desde su llegada a América con trece años, y cuando alcanzó la élite lo hizo a lo grande, incrementando su presencia a las órdenes del técnico argentino de una forma tan meteórica como indiscutible.
Cuando en enero de 2019 el Real Betis llamó a la puerta de América se desató la tormenta mediática. ¿Estaba preparado para dar el salto o, por el contrario, debía foguearse un poco más en el campeonato de su país? Esa era la postura de Lavolpe, pero América aceptó la propuesta económica del club español y Lainez cruzó el charco con dieciocho años, integrándose en una plantilla en la que había cracks internacionales como Giovanni Lo Celso o Sergio Canales, y en la que al cabo de poco se incorporó otro fuera de serie como Nabil Fekir. Solo hacía unos meses que Lainez había cumplido la mayoría de edad y su talento le había llevado a las puertas del éxito de forma precoz, pero estaba por ver si aguantaría la presión y la exigencia de LaLiga Santander.
El Real Betis le dosifica desde su llegada
Debutó con victoria ante el Girona y el técnico Quique Setién le dio minutos durante toda la segunda vuelta. No en vano, fue titular en su segundo partido frente al Athletic Club. Pero la errática trayectoria del equipo andaluz invitó al entrenador a agarrarse a los veteranos del equipo para salvar la temporada en el tramo decisivo, y Lainez quedó relegado a ser un suplente de lujo. Lo cual no le impidió brillar frente al FC Barcelona, dando la asistencia del único gol de su equipo en el Benito Villamarín.
En verano, Rubi sustituyó a Setién en el banquillo verdiblanco, pero la situación de Lainez no cambió. Seguía siendo un jugador que desprendía talento por los cuatro costados, pero el técnico catalán no mejoró el estatus que mantenía con Setién. Durante la temporada pasada, aun disputando más minutos que en la de su estreno, siguió ejerciendo como suplente de lujo y agitador del ataque bético en los segundos tiempos. Eso sí, al menos pudo celebrar su primer gol, ante el Antoniano en la Copa del Rey.
Con Pellegrini cotiza al alza
Su situación mejoró ligeramente con la llegada de Manuel Pellegrini al banquillo verdiblanco en el verano de 2020. El técnico chileno, acreditado formador de futuras estrellas y por cuyas manos han pasado futbolistas de la talla de Juan Román Riquelme o Diego Godín, entre muchos otros, fue el primero que le dio continuidad en el once inicial. Seguía siendo intocable en la Copa del Rey, pero Pellegrini le dio galones también en LaLiga Santander, permitiéndole incluso disputar los noventa minutos en el sentidísimo derbi frente al Sevilla FC del pasado mes de enero. Y apareciendo de forma intermitente, aunque cada vez menos, en los onces iniciales del Real Betis en los partidos de LaLiga Santander.
Poco a poco, la sensación es que Lainez ha sabido madurar con paciencia entre bambalinas, y ahora se encuentra ya preparado por fin para dar un paso adelante en la élite del fútbol español. Cada partido que juega, deja algún destello. Con cada decisión que toma, toma peso en el equipo. Y a ello ayuda también el buen momento global. Y es que, después de unas temporadas algo convulsas, el Real Betis afronta ahora el tramo final de la temporada con serias opciones de clasificarse para la próxima edición de la Europa League. Pellegrini ha dado con la tecla, y en esa fórmula del éxito aparece Lainez, sin ninguna duda. El premio de Europa supondría el mayor éxito colectivo de Lainez desde su llegada a España, y le permitiría seguir creciendo mientras saborea las mieles de las competiciones internacionales del Viejo Continente, sabiendo que nadie le pierde de vista en su país.
De momento, ha disputado un par de amistosos con la selección absoluta de México y Gerardo Martino le tiene en sus plegarias. El seleccionador mexicano sabe mejor que nadie que en un futuro no tan lejano Lainez puede llegar a ser uno de los futbolistas más desequilibrantes de su equipo, y a poco que marque diferencias en España, tendrá lugar entre los elegidos del Tri. Su compañero Andrés Guardado, que le conoce bien, apuesta públicamente por él para el próximo Mundial. El futuro es suyo.