El Tottenham Hotspur anunció el cese de José Mourinho un año y medio después de asumir como entrenador del equipo inglés. La posibilidad de quedar fuera de Europa y sus constantes encontronazos con los jugadores aceleraron la despedida de 'The Special One', tan exitoso como controvertido.
"El Club puede anunciar hoy que José Mourinho y su cuerpo técnico Joao Sacramento, Nuno Santos, Carlos Lalin y Giovanni Cerra han sido relevados de sus funciones", dice un twitt del equipo londinense, que puso en las manos del entrenador luso una escuadra poderosa con la intención de luchar, al menos, por meterse en competiciones europeas.
'The Special One' llegó a los Spurs como sustituto del argentino Mauricio Pochettino, ahora técnico del PSG francés, luego de un pésimo arranque en la temporada anterior y solo unos meses después de que el equipo disputara y perdiera una final de Champions.
SU PASADO INGLÉS
Daniel Levy, el presidente del Tottenham contrató a Mou por su experiencia en la Liga Premier, donde entrenó en dos ocasiones al Chelsea y en una al Manchester United, en intentos fallidos, siempre, de alcanzar un título de Champions League.
También pesó su pedigrí en Europa, donde Mou dejó huella en los últimos años, incluso con equipos que no salieron con la etiqueta de favoritos y que convirtió en campeones.
El portugués, sin embargo, era un gran conocedor de la competición inglesa y de los mejores entrenadores sin trabajo cuando Pochettino y el Tottenham decidieron separar sus caminos y romper un idilio que estuvo a punto de terminar con La Orejona (como llaman al trofeo de la Champions) en Londres.
Sin embargo, continuos encontronazos con sus jugadores, críticas abiertas a la labor de estos en el campo, polémicas constantes en los medios y, sobre todo, malos resultados deportivos, terminaron por ponerle fin a su gestión en el banquillo.
Situaciones como estas las vivió ya el portugués en otros equipos, como los mencionados Chelsea y Manchester United, y el Real Madrid español, de donde salió por la puerta de atrás, a pesar de que ganó una Liga, una Copa del Rey y llegó a semifinales en tres Champions, pero sin alcanzar ninguna final.
DE TRADUCTOR A SPECIAL ONE
El joven Mourinho fue un portero más, que intentó hacer carrera en el mundo del fútbol, pero sin las herramientas necesarias para llegar hasta donde creyó que merecía. Mejores dotes tenía para los idiomas y recaló en el Barcelona como traductor en tiempos de Louis Van Gaal, quien en alguna ocasión le dio la posibilidad de preparar y dirigir al equipo durante un partido.
Era todo lo que necesitaba Mourinho. Al poco tiempo regresó a la liga de Portugal y no demoró mucho en conseguir un título de Champions con el Oporto, que lo catapultó a la élite mundial y le abrió la puerta de los grandes equipos del continente.
Muy especial debía ser el entrenador que llevara al once portugués a la cima de Europa, pensó el ruso Roman Abramovich, quien poco antes había adquirido al Chelsea con la intención de invertir su fabulosa fortuna -o una parte de ella- en el apasionante mundo del fútbol.
Abramovich le pagó un salario de estrella y le compró a varios de los mejores jugadores del mundo. Mourinho ayudó a que el Chelsea se metiera entre la realeza del fútbol inglés, le dio títulos en el país, pero luego de algunas temporadas sin poder ganar la Champions, y con un desgaste enorme en la relación con sus jugadores, abdicó y tomó camino al Inter de Massimo Moratti.
¿LA GLORIA... Y EL FIN?
En Milán lo ganó todo en un año, también con una plantilla de primer nivel y entonces se le abrieron las puertas del Real Madrid. Florentino Pérez no pudo ceder a la tentación de llevarlo al Santiago Bernabéu, que entonces contaba con grandes estrellas, pero a Mou solo le dio para llegar a semifinales de Champions, en medio de polémicas con varios de los pesos pesados del vestuario y de continuas declaraciones de amor al Chelsea.
Tras abandonar el Madrid, el Chelsea que aprovechó para ganar su primera Champions, fue a por él, pero aquello de que segundas partes nunca fueron buenas volvió a cumplirse, y al poco tiempo tuvo que decir adiós. Luego de unos meses sin trabajo lo llamó el Manchester United, que quería hacer de Mou el nuevo Alex Fergusson, pero las broncas con el vestuario, sobre todo con Paul Pogba, y los malos resultados provocaron su despido.
Entonces llegó el turno del Tottenham, donde nunca se sintió cómodo, a pesar del glamour y el talento de la plantilla. Y su despido deja un sinfín de interrogantes, entre ellas una relacionada con su idilio con la Champions y la posibilidad de que nunca más un gran club le abra las puertas y le dé la posibilidad de ganarla.
Por otra parte, su partida de Londres puede enterrar de una vez el mote que más le gusta, el de 'The Special One'. Sus continuos reveses hacen que hasta sus más acérrimos defensores comiencen a dudar de sus dotes especiales.