La Guerra Fría concluyó en 1991 cuando la URSS se desintegró y Estados Unidos se colocó como la única superpotencia. Mantuvo un poder hegemónico hasta que China, en la primera década del siglo XXI, mostró un acelerado fortalecimiento económico, social y militar. Esta rivalidad puede desencadenar un conflicto armado en el corto plazo.
La rivalidad entre Oriente y Occidente no es reciente; en el siglo XIX Reino Unido se enfrentó a China para detener su avance económico. Cuando los ingleses reportaron un déficit comercial con China, obligaron a los asiáticos a comprarles opio; como se negaron, les declararon la guerra, (guerra del opio). Al final dominaron los narcotraficantes ingleses que se anexaron la isla de Hong-Kong en 1898 mediante un contrato de arrendamiento por 99 años. Con el triunfo de la Revolución de Mao Tse-Tung se reconocieron esos tratados como “desiguales” y en 1997 China recuperó el territorio, pero debe respetar un acuerdo por 50 años: “un país dos sistemas”.
Durante la ocupación británica Hong-Kong se convirtió en el centro financiero más importante de Asia. Con la finalidad de minar el avance del comunismo, oligarcas británicos y norteamericanos invirtieron en la isla una gran cantidad de recursos que hoy, bajo la administración china, están peligrando. Para evitarlo, estos oligarcas financian movimientos desestabilizadores que potencialmente deriven en la independencia de Hong-Kong.
Al principio China asumió una posición prudente, pero desde la declaratoria de guerra comercial de Donald Trump, la actitud está cambiando. Trump declaró esta guerra cuando China rebasó a Estados Unidos en el volumen de comercio mundial y exportaciones de manufacturas. En respuesta, las políticas de Xi-Jinping han sido cada vez más agresivas y ha obtenido mejores resultados.
Durante la pandemia de CoVid-19 Estados Unidos se ha comportado de forma aislacionista, tanto con Trump como con Biden. China, por el contrario, proyecta internacionalismo, se acercó a las naciones más pobres y les llevó vacunas y asistencia técnica y médica. El entorno económico chino crecerá este año más del 8%; Estados Unidos apenas 6%. Para 2024, Estados Unidos recuperará su nivel de producción anterior a la pandemia, en ese año China lo rebasará y se coronará como la primera potencia mundial.
Si se pensaba que Trump era un peligro por su actitud belicosa, Biden es una bomba de tiempo. Algunos minimizan sus acciones argumentando problemas degenerativos que lo llevan a tener episodios de delirio propios de su edad; sin embargo, la hostilidad de Biden no sólo se manifiesta en los discursos. En un tiempo récord desplegó fuerzas militares donde Trump ya las había retirado y se ganó la animadversión de países con los que Trump avanzó diplomáticamente como Rusia y Corea del Norte.
En marzo el gobierno de Biden publicó un informe sobre Derechos Humanos en el que acusa a China de genocidio y, junto con el grupo “five eyes” (Estados Unidos, Reino Unido, Australia, Canadá y Nueva Zelanda) sancionaron a dos funcionarios chinos. La respuesta de China fue implacable y sancionó a 10 funcionarios y cuatro empresas de estas cinco naciones, les prohibió acceso a su territorio, incluyendo Hong-Kong, y no podrán hacer negocios con entidades chinas, lo que enardeció a los norteamericanos.
Desde el año pasado, Estados Unidos, en una franca provocación, ha hecho desfilar “destructores” por el mar meridional chino. Los destructores son poderosas embarcaciones con capacidad de interceptar y detener misiles aéreos y submarinos. China ha respondido con valentía y también ha puesto un incesante patrullaje en la zona con sus propios destructores. El día de ayer las tensiones aumentaron con el tránsito de un destructor norteamericano que provocó una intensa movilización por el estrecho de Taiwán. Y es que China tiene el mayor poderío naval del planeta y lanzó una dura advertencia: “responderemos sin vacilar”.
De acuerdo con el ranking mundial que elabora Global Firepower, Estados Unidos es el ejército más poderoso; le sigue de cerca Rusia y luego China (gráfica 1). El dato se construye a partir de 50 indicadores (entre ellos financiamiento, armas y logística) que miden la distancia sobre el ideal, por lo tanto, cuando el valor se acerca a cero es mejor. México está en el lugar número 46 de 140.
Elaborado con datos de Global Firepower
Otros rankings como el de Military Direct colocan a China en primer lugar e incluso hacen simulaciones de probables enfrentamientos donde le dan la victoria a los asiáticos en un combate naval. Para los chinos, Taiwán y Hong-Kong son un pretexto de Estados Unidos para tener motivos injerencistas. Para diferentes analistas una guerra con China sería revitalizadora para la economía mundial y es totalmente plausible en un escenario post-pandemia. Nos queda mantenernos en alerta y oponernos al imperialismo norteamericano para evitar un conflicto que, aunque benéfico para la economía, sería catastrófico para la humanidad.
*Profesor-Investigador Facultad de Negocios, Universidad La Salle México
Miembro del Sistema Nacional de Investigadores
Twitter: @BandalaCarlos