Una luna de Saturno podría ser más parecida a la Tierra de lo que pensamos

Una luna de Saturno podría ser más parecida a la Tierra de lo que pensamos

En Encélado, una de las lunas de Saturno, podrían fluir corrientes muy similares a las de la Tierra. De ser cierto, sus océanos podrían ser heterogéneos, según un grupo de investigadores estadounidenses. Se trata de un paso más en la búsqueda de vida en el espacio.

 

El primer estudio detallado de Encélado, uno de los lugares más prometedores del sistema solar para albergar vida, data de 1981, cuando la sonda espacial Voyager 2 comenzó su camino hacia el sistema solar exterior. Las imágenes captadas por el aparato mostraron una pequeña bola congelada de unos 500 kilómetros de diámetro —aproximadamente 1/7 del diámetro de nuestra Luna— llena de cráteres y marcada con largas grietas y cadenas montañosas, lo que sugiere una actividad geológica.

 

Así, en el 2010 la nave espacial Cassini halló evidencias de que Encélado tenía un gran océano subterráneo y tomó muestras del agua de erupciones similares a géiseres que ocurren a través de fisuras en el hielo.

 

Esta combinación de agua líquida y grietas en el hielo les ayudó a los científicos a entender cómo funciona Encélado. A medida que este satélite traza su órbita elíptica de 1,37 días alrededor de Saturno, comienzan a funcionar las fuerzas gravitacionales cambiantes, lo que genera un calentamiento interno y una actividad geotérmica y agrieta el hielo en la superficie.

 

El calor que se produce en el interior mantiene estos océanos subterráneos en estado líquido y se disipa por las grietas como si fuesen géiseres. Cuando llega a la superficie, el vapor cae y se congela. Este proceso también generaría corrientes de convección verticales similares a las que se observan en la Tierra, y que envían agua más caliente hacia arriba para luego filtrarse antes de circular hacia abajo.

 

Sin embargo, debido a que Encélado es muy diferente a la Tierra a primera vista, la comunidad científica aún no sabe si sus océanos son similares. Y es que los de Encélado tienen al menos 30 kilómetros de profundidad y están cubiertos por 20 kilómetros de hielo, mientras los de nuestro planeta tienen en promedio 3.7 kilómetros.

 

Las mediciones gravitacionales y los cálculos de calor de Cassini ya mostraron que la capa de hielo es más delgada en los polos que en el ecuador, lo que, según el equipo de investigadores liderado por la geofísica del Instituto de Tecnología de California Ana Lobo, sugiere que se trata de algo más complejo que la simple convección vertical que ocurre en el océano.

 

Los científicos aún no saben si hay vida en Encélado. Está muy lejos del sol, pero, debido al calentamiento geotérmico interno, podría tener redes alimentarias quimiosintéticas similares a las que se encuentran alrededor de los respiraderos hidrotermales en los océanos profundos y oscuros de la Tierra. Si hay vida escondida en lo profundo de los océanos de Encélado, el descubrimiento del equipo podría ayudar a la comunidad científica a averiguar dónde localizarla.

 

Ya se sabe que las aguas de Encélado son saladas, algo que las muestras de Cassini de los géiseres ya lograron corroborar.

 

Los científicos ya habían descubierto que las corrientes oceánicas en la Tierra juegan un papel importante en la distribución de nutrientes. Conocer más sobre los niveles de salinidad y sobre cómo se distribuye el calor ayudará a determinar qué regiones de Encélado son más habitables.

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