Tras la muerte de los Moreno Valle, el PAN navegó sin rumbo y como era de esperarse, muchos hasta entonces “aguerridos” militantes saltaron de un barco que se hundía.
En este espacio se han señalado los errores cometidos por la líder estatal del PAN, Genoveva Huerta, pero al menos, la presidenta del partido blanquiazul se mantuvo al pie del cañón en la época de crisis, que su labor haya sido y es cuestionable, es otra cosa.
No obstante y con la llegada de nuevos tiempos electorales, muchos de esos panistas que literalmente escondieron la cabeza en los peores momentos, hoy regresan muy ufanos a la vida pública, algunos incluso con candidatura en mano.
Y es aquí donde aparecen nombres como el de Jesús Giles Carmona, quien vivió en el autoexilio durante la crisis panista de 2019 y 2020, y ahora presume su panismo “de corazón” al buscar la alcaldía de Santa Clara Ocoyucan.
Qué decir de una tal Lupita Leal, quien al tener amarrada la candidatura por el Distrito 16 ha comenzado a emitir una serie de comentarios llamando a la fuerza panista a unirse en las elecciones del 6 de junio.
Le cuento, amable lector, Lupita Leal se mantuvo en las sombras y cuando se acercaba el momento de las definiciones lanzó golpes por debajo del agua a Eduardo Rivera Pérez, que le redituaron en una candidatura.
Y aunque no tienen a la mano alguna candidatura amarrada, reaparecieron en la escena pública personajes como Jorge Aguilar Chedraui y Francisco Rodríguez, que a través de quejas por la candidatura de Eduardo Rivera se pretendieron poner nuevamente en el mapa.
Qué decir de Marcelo García Almaguer, tal vez el caso más criticable, quien no tuvo empacho en hacer pública su salida del PAN en el peor momento, regresando -convenientemente- cuando se acercaban los tiempos electorales.
Parece que los esfuerzos de Marcelo no tuvieron éxito, pero en el PAN de Genoveva Huerta se pueden esperar siempre desagradables sorpresas.
Debemos también incluir a Sandra Izcoa, quien luego de un breve paso en el gobierno interino de Guillermo Pacheco Pulido, se refugió en las sombras de un “manzano” y hoy posa alegre con grupos de panistas, incluidos algunos que la han señalado de traición.
No cabe duda de que las mieles de una campaña electoral saca de las cuevas a cualquiera, sin importar que en tiempos complicados se escondieron.
Y siguiendo con el tema panista, específicamente con la presidenta del blanquiazul, Genoveva Huerta, resulta preocupante la postura tomada por la líder panista en el caso de acoso sexual del que se le acusa a su incondicional Eduardo Alcántara Montiel.
Estamos en una época en que se está luchando fuerte por la equidad de género y por evitar la violencia hacia las mujeres, por lo que se esperaría un mensaje más enérgico de la presidenta panista.
Pero esto no sucedió e, incluso, con un dejo de sarcasmo, dijo que Erika de la Vega hizo acusaciones “muy peligrosas” y que “debe comprobar sus dichos”.
Hay momentos en los que un político puede mostrar altura ante temas como los antes mencionados y creo, desde mi muy particular punto de vista, que Genoveva Huerta dejó pasar ese instante.
Es una lástima.