Un estudio científico reveló que en el mundo animal es común el cambio de comportamientos sociales para limitar las interacciones y detener la propagación de enfermedades infecciosas, justo como ahora lo hacen los humanos a causa del COVID-19, según lo publicado por 20 minutos.
Científicos de la Universidad de Texas llevaron a cabo una investigación respecto del comportamiento de animales, y descubrieron que muchas especies, desde insectos hasta aves, presentan cambios de comportamiento inducidos por los virus, a fin de evitar la transmisión de enfermedades en sus grupos sociales.
Los resultados del análisis muestran cómo los cambios en el comportamiento social de los individuos susceptibles, expuestos o enfermos generan impactos de gran alcance en la propagación de la enfermedad en el mundo animal.
Al respecto, Sebastian Stockmaier, líder de la investigación, dijo: "Las estrategias de distanciamiento social de los animales no humanos pueden ser tratables experimentalmente, lo que permite realizar experimentos de manipulación u observaciones multigeneracionales que son imposibles con los humanos.
“La pandemia de COVID-19 ha dado lugar a llamamientos mundiales a favor del distanciamiento social para frenar la propagación del virus. Sin embargo, aunque se ha demostrado que estas estrategias reducen las tasas de transmisión, son políticamente controvertidas, y algunos se han resistido a este enfoque".
De acuerdo con Stockmaier, el distanciamiento social es una consecuencia natural de la enfermedad en todo el mundo animal. Para comprobarlo, el equipo de investigadores se enfocó en seis respuestas fisiológicas o conductuales a la infección que transforman las interacciones sociales de un grupo, como los comportamientos de enfermedad (letargo inmunomediado) y el autoaislamiento en los enfermos, así como la exclusión de los enfermos por parte de los individuos susceptibles.
No obstante, no todos los comportamientos derivaron en el aislamiento. Ya que al igual que los humanos, algunos animales parecen cuidar de sus enfermos, lo cual incrementa su exposición a la infección y podría facilitar la transmisión.
Los especialistas afirman que estos ejemplos de cambios de comportamiento ofrecen valiosas oportunidades para estudiar los mecanismos epidemiológicos subyacentes y sus consecuencias, como la propagación de los patógenos contagiosos a través de las redes sociales y cómo estas retroalimentaciones influyen en la evolución huésped-patógeno.
En este sentido, los autores concluyen: "Las medidas de salud pública experimentadas durante las pandemias pasadas y actuales han sensibilizado sobre el distanciamiento social, y los estudios epidemiológicos están evaluando activamente su eficacia y la duración necesaria".
