Sin previo aviso, nuestro rostro muchas veces comienza a presentar una invasión de granitos que además de provocar un mal aspecto, hacen que presentemos ardor en la cara y otras complicaciones en la piel.
Diversas explicaciones se le pueden dar a esta repentina aparición de los molestos granitos, pero el estrés se coloca nuevamente como la principal causa de estos momentos de incomodidad tanto física como emocional.
Es decir, la ansiedad provocada por el estrés da pie a que nuestro cuerpo genere sustancias que terminan generando la aparición de estos granitos, que van creciendo conforme el nivel de estrés va en aumento.
Una de las sustancias que se producen en el cuerpo gracias al estrés es la hormona CRH, que se pega a las glándulas que secretan grasa en nuestra piel y en ese momento da la señal de producir más grasa que se traduce en granitos.
Y es en este momento que comienzan a aparecer granitos tras granitos, pues entre más protuberancias de este tipo vemos, mucho más nos estresamos y la hormona CRH sigue haciendo de las suyas.
Por este motivo, si no quieres pasarte la tarde tronándote granitos y con intenso ardor de cara, lo más recomendable es que le bajes dos rayitas a tu estrés, piensa que el mundo no gira a tu alrededor y nada, ni siquiera el trabajo, es más importante que tu salud.
