Aunque Eduardo Rivera Pérez fue ungido como futuro candidato a la alcaldía de Puebla por el PAN, la guerra sucia interna contra el perfil más fuerte del panismo no terminará.
La muestra es que no habían pasado ni 24 horas del destape de Lalo cuando dos políticos de muy, pero muy mediano pelo, se presentaron en la Fiscalía General del Estado para denunciar al próximo candidato a la alcaldía.
Nos referimos al otrora regidor Carlos Ibáñez Alcocer y al impresentable más impresentable de los panistas, Pedro Gutiérrez Varela, que casualmente se acordaron de viejas rencillas que tenían contra Rivera Pérez.
Resulta absurdo que estos dos pequeñísimos políticos se presenten a revivir un conflicto con Rivera Pérez, justo después de que le fue levantada la mano para encabezar la candidatura.
Sospechoso, ¿no?
Y es que en política nada es casualidad, mucho menos al interior de un PAN poblano dirigido por una persona que a todas luces bloqueó las aspiraciones de Eduardo Rivera hasta que no pudo más.
¿La reacción? Muy fácil.
Mandar a dos lacayos afines a su grupo a tratar de golpear al rival más fuerte; pese a sus berrinches, pataleos y marrullerías, será el candidato a la alcaldía.
Todo este show de dos “gritones” panistas parece ser obra de aquella persona que ayer se veía devastada por la designación de Lalo Rivera. ¿O no, “jefa” Genoveva?
Carlos Ibáñez debería estar más preocupado por una denuncia en su contra que se puede reactivar por presuntamente cobrar de entre 150 y 300 mil pesos por cada “estudio” de impacto ambiental que liberaba en la Secretaría del Medio Ambiente y Ordenamiento Territorial.
¿A poco ya se le olvidó?
De Pedro Gutiérrez no se puede decir mucho. Todo Puebla sabe que su nulo capital político y desprestigio por aquel video porno grabado en el CONALEP lo dejan como un simple emisario golpeador sin ninguna credibilidad.
Además, dicen las malas lenguas que tanto Carlos Ibáñez como Pedro Gutiérrez presuntamente reciben órdenes de cierto diputado federal que presume ser de la 4T, pero que tenía sus esperanzas puestas en una derrota del PAN.
Así o más claro.