Todos en algún momento de nuestra vida hicimos o caímos en una broma cruel. Sí, todo es risa al principio, pero luego vienen los problemas.
En un engaño, en una broma cruel vive Enrique Cárdenas Sánchez. Sí, el que podría catalogarse como uno de los peores candidatos a la gubernatura de Puebla.
Lo que este columnista escribe no son palabras al aire. Es una realidad que el señor Cárdenas vive en un mundo alterno, en una utopía donde él es el político que Puebla necesitaba.
Su ego es más grande que su enorme fracaso en las urnas en 2019.
Está tan perdido en su mundo que se cree con las credenciales para recomendar candidatos para la próxima campaña electoral.
De verdad, quién engañó al señor Cárdenas. Quién tiene tan poca sensibilidad como para jugarle la broma cruel de hacerlo sentir importante.
Basta recordar la campaña de 2019, cuando el señor Cárdenas interrumpió a una compañera reportera para pedirle que le dijera “doctor”.
Nadie me lo contó, estuve en ese momento y más que indignación, este acto del señor Cárdenas me provocó compasión.
Esa misma compasión que uno siente ante alguna persona con aires de grandeza que está a punto de descalabrarse al caer del ladrillo en el que se mareó.
En serio, que alguien revele quién anda alimentando el ego de Enrique Cárdenas, pues esa persona merece no menos que unas buenas cachetadas por ser tan cruel.
No dude, amable lector, que ese exceso de amor propio del señor Cárdenas lo lleve a buscar él mismo una candidatura.
Obviamente, en su mundo de caramelo tiene todos los argumentos para aparecer en la boleta electoral.
Lo que es peor, en su país de fantasía, donde él es el rey, no hay mejor perfil para una diputación o incluso alcaldía que él.
¡Válgame!
Que alguien le diga inmediatamente la verdad al “doctor”, pues ya no es gracioso verlo así.