Al concluir el 2020 y el primer tercio del sexenio de la 4T sería bueno hacer un balance de los cambios ocurridos. Más allá de lo político (la promesa del fin del neoliberalismo que dejó a nuestro país sumido en la miseria y la desigualdad) analicemos algunos indicadores que inciden diariamente en nuestra vida.
En estos dos años hemos visto la reducción de los salarios de altos funcionarios empezando por el presidente; se impulsa como nunca la participación femenina y tenemos por primera vez mujeres al mando de las secretarías de Gobernación, Economía, Trabajo y Educación; se desaparecieron los lujos de la élite de gobierno, el avión presidencial se puso a la venta y Los Pinos se convirtieron en centro cultural; desapareció el Estado Mayor Presidencial y se les quitaron las pensiones a los expresidentes.
En materia de transparencia también hay un avance significativo. Se eliminaron los pagos irregulares a los comunicadores (chayote), hoy pueden hasta insultar al presidente (en un abuso de libertad) sin temor a represión. De hecho, no se ha usado la fuerza pública federal para reprimir la protesta social. Están presos dos exsecretarios de estado y se abrió investigación de tres más, incluido un secretario de la defensa. El huachicoleo (ordeña de ductos de Pemex con anuencia de autoridades y funcionarios) se redujo considerablemente, el total de litros robados en 2020 equivalen a lo que se extraía en un solo día en 2018.
Además de todos esto, la población requiere cambios que le sean significativos en la vida cotidiana, que la revolución se pueda comer y beber, que la revolución se pueda vivir y genere bienestar. Sin duda este año no tiene precedentes a nivel mundial por la grave crisis que afecta a toda la humanidad, con esa salvedad veamos 4 indicadores:
Los salarios subieron
Los salarios mínimos han aumentado 50% en lo que va del sexenio, esto equivale al aumento de los últimos 9 años. Se estableció un salario especial en la frontera norte donde los trabajadores más pobres vieron en dos años el mismo aumento que hubieran tenido en 18 años de gobiernos neoliberales. Esto ha significado la recuperación del poder adquisitivo, el aumento de las aportaciones al IMSS, al INFONAVIT y el ahorro para el retiro de las AFORES.
La gasolina bajó
Con datos de la Comisión Reguladora de Energía, los precios promedio de la gasolina cerraron el mes de noviembre a 17.76 pesos la regular; la premium a 18.36 y el diésel a 18.96. Esto es una reducción entre el 8.5 y el 12.4% con respecto al precio del sexenio anterior, como se muestra en la gráfica 1. La baja en los precios de los combustibles ha incidido positivamente en el control de la inflación que hoy es menor al promedio de los sexenios de Peña Nieto y Calderón. Esto se traduce tangiblemente en mayor capacidad de compra. Ya no vivimos con la zozobra de los gasolinazos. ¿Se acuerdan cuando cada fin de mes se hacían largas filas en las gasolinerías para llenar el tanque antes del aumento?
Elaboración propia con datos de Comisión Reguladora de Energía
La seguridad aumentó
Este año tuvo la cifra más baja de delitos del fuero federal desde el sexenio de Calderón, cuando inició la guerra contra el narcotráfico. La reducción fue de 113 mil a 72 mil, al corte del 20 de diciembre de cada año, como se muestra en la gráfica 2. Estos datos con consistentes con las encuestas de percepción de seguridad del INEGI que reflejan que las personas se han sentido más seguras con respecto a 2018.
Elaboración propia con datos del Sistema Institucional de Información Estadística
Programas sociales
Al mes de noviembre de este año, sumaron un total de 37.5 millones de beneficiarios de programas sociales, es decir, 1 de cada 3 mexicanos recibe algún tipo de apoyo del gobierno federal, un número que se triplicó desde el sexenio anterior. Destacan el programa para adultos mayores que se hizo universal para personas de 68 años y más y se duplicaron los montos a entregar. Los programas “jóvenes construyendo y sembrando el futuro” que ha permitido la reinserción de los excluidos de la educación y el trabajo y “sembrando vida” que es un apoyo fundamental para campesinos.
También hay que destacar que la infraestructura hospitalaria se triplicó, se contrató masivamente a personal médico y de enfermería y las camas con ventilador se multiplicarán por 5, con respecto a las que se dejaron en el sexenio pasado.
Con todo esto, podemos decir que efectivamente, hoy vivimos mejor con López Obrador. Estos datos, más allá de la estadística, el pueblo los vive diariamente y por eso, por más que la derecha se voltee de cabeza, la popularidad del presidente no baja.
¡Feliz nochebuena y navidad a todas y todos!
*Profesor-Investigador Facultad de Negocios, Universidad La Salle México
Miembro del Sistema Nacional de Investigadores
Twitter: @BandalaCarlos