A pesar de que ya está en circulación la vacuna contra el coronavirus, la creencia de abandonar el cubrebocas de inmediato, viajar y retomar las actividades cotidianas está lejos de volverse realidad. Por tal opinión popular, médicos y autoridades explican por qué se seguirá usando cubrebocas aún después de vacunarse contra el COVID-19. Asimismo, hacen énfasis en que la vida no volverá a la normalidad tan pronto como se esperaba, además de explicar otras razones para no bajar la guardia ante la situación de emergencia vigente.
Después de la vacuna será necesario mantener el aislamiento social y esperar 15 días más para que ésta sea efectiva, explica Natalia Pasternak, presidenta del Instituto Questao de Ciencia de Brasil. Esto es así por el mecanismo de funcionamiento de las vacunas, que introducen una partícula en el cuerpo llamada antígeno y se necesita tiempo para que el organismo reaccione a ella.
Un antígeno hace al cuerpo humano capaz de reconocer un virus, producir anticuerpos y combatirlo. Así, cuando se esté expuesto al virus, el cuerpo recordará cómo combatirlo y podrá enfrentar la amenaza rápidamente. Este proceso se conoce como respuesta inmune adaptativa, es específica para cada enfermedad, pero la respuesta tarda por lo menos dos semanas.
Posterior a la vacunación, las personas sólo están protegidas por unas pocas semanas. No obstante, específicamente con el coronavirus hay otra cuestión que obliga a mantener las medidas de protección después de la vacuna. De momento hay cuatro disponibles (Pfizer, Moderna, Oxford/AstraZeneca y Sputnik V), pero se necesitan dos dosis para lograr un resultado óptimo, afirma Jorge Kalil, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Sao Paulo.
Combinando el tiempo de las dos dosis más la respuesta del cuerpo humano, se necesitaría al menos mes y medio para que las personas vacunadas sean inmunes. Asimismo, el tiempo de producción y distribución de millones de dosis es un proceso tardado por los acuerdos gubernamentales con las empresas farmacéuticas y la lista de espera de varios países. Por esta razón, pasará mucho antes de regresar a la normalidad, pues la vacuna debe llegar a la mayoría de la población, según la OMS es necesario un 80% de la población esté vacunada para contener la pandemia.
Finalmente, otro motivo para no dejar de lado las medidas sanitarias es que no se ha comprobado la inmunidad al contagio con las vacunas disponibles. De momento no hay pruebas de que las personas vacunadas no transmitirán el virus a otras, indica el Dr. Sandro Cinti, especialista en enfermedades infecciosas y profesor de medicina de la Universidad de Michigan.
Durante los próximos meses, la atención se centrará en vacunar al personal médico y a personas infectadas, así que probablemente habrá escasez para el público en general y será hasta finales del segundo trimestre de 2021 cuando esté disponible a todos, señala el Dr. Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos. Por todo lo anterior se explica por qué se seguirá usando cubrebocas aún después de vacunarse contra COVID-19 y cómo regresar a la normalidad tardará aún más. Mientras tanto se recomienda seguir con las medidas de prevención como lavado de manos frecuentes, uso de gel antibacterial, cubrebocas o careta y sana distancia.