“Buñuel en el Laberinto de las Tortugas”, el rostro animado del maestro

“Buñuel en el Laberinto de las Tortugas”, el rostro animado del maestro

Como uno de los fanáticos añejos del maestro Luis Buñuel, me alegra mucho la llegada a cartelera de la cinta de animación “Buñuel en el Laberinto de las Tortugas” (2018), donde se muestra un fragmento poco conocido de la vida del cineasta de origen español, el cual se presentó en el Festival de Cine de Guadalajara hace algunos años y que recibió el premio a Mejor Largometraje Animado en los premios Goya, recién llegó a nuestro país en forma, a través de la Muestra Internacional de Cine de la Cineteca y ahora ya la podemos encontrar en cartelera.

 

El filme de animación dirigido por Salvador Simó es una adaptación a la novela gráfica del mismo nombre de Fermín Solís que nos narra el momento posterior a la presentación de la cinta “La edad de Oro” (1930) donde, acompañado de Salvador Dalí, Luis Buñuel se convierte en un personaje cuestionado, al retomar una historia del Marqués de Sade y presentarla a una sociedad puritana de principios del siglo pasado.

 

“Buñuel en el Laberinto de las Tortugas” recrea los momentos en que Buñuel se encuentra por la calle a su amigo Ramón Acín, el destacado escultor, quien adquiere un billete de lotería y le promete apoyar el documental que quiere realizar y que nadie deseaba financiar, si ganara el premio mayor.

 

Acín no gana el premio mayor, pero sí recibe una recompensa considerable y le facilita a Buñuel el recurso económico para realizar su documental “Las Hurdes, tierra sin pan” (1933), sobre una de las zonas más pobres de España, lo cual invita a Luis a pensar en las condiciones sociales en que ahí se vive, rodeado de una gran carencia.

 

Además de la fantástica animación, técnicamente impecable y con unos tonos cordiales que nos facilitan la reflexión, el filme contempla el atinado empalme de algunas breves secuencias del documental de “Las Hurdes…” con lo que le imprime un notorio tono realista a la historia, que de principio a fin nos lleva de la mano a través de la historia del gran maestro del séptimo arte y su amigo Ramón Acín, quienes por cierto interactúan por momentos en tonos crudos y llenos de humanidad.

 

Un filme verdaderamente destacado que no es precisamente para niños, aunque no los excluye, que seguramente refrescará la oferta de la cartelera en estos días en los que no cede la pandemia, pero que demuestra que el cine sigue de pie contra toda adversidad.

 

Sólo le recuerdo que la imaginación se disfruta más en la oscuridad del cine, así que no deje de asistir a su sala favorita. Para dudas, comentarios o sugerencias escríbame al correo electrónico trejohector@gmail.com o sígame en mis redes sociales “Cinematografo04” en Facebook y Spotify, así como “Cinematgrafo04” (sin la “ó”) en Twitter.

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