Nunca ha estado obsesionada con la idea de ser presidenta municipal nuevamente.
Claudia Rivera no tiene como ruta prioritaria la alcaldía. Si bien la posibilidad de hacerse de la candidatura no le causa desagrado, tampoco se desvive por conseguirla.
Eso ha asegurado a su círculo más cercano.
Pero, además, a pesar de la tensión interna que vive Morena a nivel nacional y estatal, la alcaldesa ha logrado consolidar una relación con el propio Andrés Manuel López Obrador.
De acuerdo con información de la última visita del presidente en Atlixco, testigos aseguran que el trato entre el mandatario federal y la alcaldesa es legítimamente cercano.
Así, con ligas hacia el Gobierno Federal por distintas vías y con buena parte de los consejeros estatales trabajando en su favor, la presidenta tiene una ruta clara: mantener la lealtad con el presidente y con Morena.
Mario Delgado, presidente nacional del partido, dijo en su última visita a Puebla que el buscará la unidad entre los grupos.
Habló indirectamente de las diferencias que existen entre el Palacio Municipal y Casa Aguayo.
Si bien ya son irreconciliables estas diferencias, es muy probable que por el bienestar del partido y con Delgado como garante, el fuego cese en los próximos meses, al menos hasta que pase la etapa electoral.
Mario Delgado tiene como misión mantener a Morena como la primera fuerza política del país.
Por ello, para evitar la fragmentación, buscará que las candidaturas sean acordadas entre grupos y aprobadas por el Consejo Nacional.
Así, la ruta del presidente nacional de Morena se cruza con la de Claudia: él pretende consolidar a Morena antes de las elecciones y ella mantiene la lealtad a la 4T.
La cercanía con consejeros estatales y nacionales que tiene Claudia Rivera la convierte en factor de unidad.
Y si no está aferrada a la presidencia, como ella misma cometa, le da valor a las naturales negociaciones políticas que pueda hacer.
Al final Claudia sí tiene ruta.
Y esa ruta es la 4T.
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