Siempre beligerante, siempre agresivo. Así formó su carrera política José Juan Espinosa Torres, quien está muy cerca de rendir cuentas ante la justicia por diversas irregularidades en su paso como alcalde de San Pedro Cholula.
A José Juan nadie de la clase política lo defenderá. Vaya, ni el mismo Héctor Alonso Granados, de la misma calaña que él, dirá algo en defensa del diputado local con licencia.
Y es que más allá de que no hay manera de defender a Espinosa Torres, este político no hizo méritos con nadie para que suplicaran piedad en su nombre.
Su manera de comportarse lanzando la piedra y escondiendo la mano ha hartado a todos, hasta a la misma sociedad, que ve en José Juan más que un legislador a un estorbo de la política poblana.
Los que conocen su “trayectoria” saben que José Juan es capaz de morder la mano que le da de comer, escudándose en un activismo que nadie le cree. Se dice de izquierda, pero parece un político con las peores mañas de la izquierda y la derecha.
Si Espinosa Torres termina procesado nadie dirá nada en contra de la determinación de las autoridades. Al contrario, se aplaudirá la determinación contra uno de los peores políticos que ha visto Puebla.
Y ojo, José Juan ya solicitó licencia al Congreso. No vaya a ser la de malas que siga los pasos de su padrino (aunque le pese) Mario Marín Torres y huya del brazo de la justicia.
Lo que es un hecho es que la carrera política de Espinosa Torres ha llegado a su fin, resulte o no procesado, nadie en su sano juicio querrá tener en sus filas a un personaje que carga ya con un gran desprestigio.
Desde el particular punto de vista de quien escribe esta columna, la justicia llegó un poco tarde en el caso José Juan Espinosa, pues desde hace muchos años debía ser investigado.
Más altura necesitan suspirantes del PAN
En últimas fechas he visto a diversos suspirantes a alguna candidatura del PAN emitir duras críticas contra el presidente Andrés Manuel López Obrador para darse a notar.
No digo que el ocupante de Palacio Nacional no merezca estas críticas, lo que me llama la atención es la insistencia de estos personajes de denostar a los afines a López Obrador con la mentada palabra “chairo”.
Que alguien le diga a estos panistas que muchos “chairos” son votantes potenciales, pues ellos también se han decepcionado de López Obrador.
Más altura a la hora de lanzar sus críticas necesitan estos estimados panistas.