Desde un punto de vista cargado de pesimismo y menosprecio, la comedia suele considerarse como un acumulado de chistes que pretenden extraer una carcajada al espectador, en muchos de los casos, usando técnicas inauditas que rayan en la copia barata de los grandes genios de este arte, pero en tiempos electorales y aprovechando la vorágine mediática, un buen filme cómico, puede colapsar al más poderoso de los gobernantes y al mismo tiempo realizar una crítica al racismo y demás vicios de la sociedad estadounidense, tal como nos deja ver “Borat, siguiente película documental” (Borat Subsequent Moviefilm: Delivery of Prodigious Bribe to American Regime for Make Benefit Once Glorious Nation of Kazakhstan).
Se trata de un falso documental, dirigido por Jason Woliner, producido, protagonizado y proyectado -si se acepta el término- por el fabuloso Sacha Baron Cohen, celebre en los bajos mundos de la crítica social de la comedia y tan exiguamente tratado por los comediantes de la ultraderecha, pero bien valorado por los amantes del cine social, el que deja huella, además de divertir y extraer grandes carcajadas, porque esa es una de las cualidades de sus películas.
En esta ocasión el obstinado y atrevido reportero de Kazakhstan, Borat Sagdiyev aparentemente ha sido encomendado a recuperar el respeto de su nación, pues su anterior documental, 16 años atrás, convirtió a su patria en la burla internacional, por lo que debe entregar a un mono, que es funcionario de cultura en su país como regalo para los altos mandos estadounidenses; sin embargo, su hija Turar (Maria Bakalova), quien no tienen ningún derecho por ser mujer, se escapa de su país en la misma caja del mono, se lo come y lo reemplaza, al convertirse en el regalo a entregar.
Así comienza una aventura, en la que se inmiscuyen en los diversos sectores de la sociedad estadounidense de donde extraen las más divertidas y preocupantes ideas, poniendo en evidencia el alto nivel de racismo, puritanismo, misoginia y perversión de la nación más poderosa del orbe, revisando las raíces de estos sentimientos, incluso poniendo al descubierto al abogado de Donald Trump, el ex alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani, en una entrevista, donde muestra sus bajos instintos, antes de ser troleado por los personajes.
Valiéndose de la sorpresa para hacernos bajar la guardia, Borat nos lleva colapsar de risa y nos exige un análisis crítico de lo que nos va mostrado sin detenerse ni unos segundos, llenando de ideas e imágenes intratables nuestra cabeza, para luego rematar con interacciones reales con personajes que parecieran irreales, pero que no lo son.
Es pues un filme imperdible, un fabuloso ejercicio de crítica y análisis en tiempos de pandemia, acompañado de buen humor inesperado, intempestivo, ácido e irreverente, que nos hace entender la calidad de cómico que es Sacha Baron Cohen, aunque también deja al descubierto el talento de Maria Bakalova quien muestra sus grandes cualidades histriónicas para concretar un filme tan trascendente que puede convertirse en un factor que transforme la decisión de muchos electores al momento de llegar a las urnas.
Solo le recuerdo que la imaginación se disfruta más en la oscuridad del cine, así que no deje de asistir a su sala favorita. Para dudas, comentarios o sugerencias escríbame al correo electrónico trejohector@gmail.com o sígame en mis redes sociales “Cinematografo04” en Facebook y Spotify, así como “Cinematgrafo04” (sin la “ó”) en Twitter.