En una entrevista que concedió Jesús Zambrano a Milenio, habla acerca del presidente Andrés Manuel López Obrador. “¿Usted es más resentido que AMLO?”, le pregunta el periodista Fernando del Collado al perredista Jesús Zambrano. Él responde: “Yo no soy resentido, AMLO dice que no es vengativo, pero claro que lo es”.
El registro de México Libre representaba una enorme oportunidad política para Andrés Manuel López Orador. En el país, los simpatizantes del PAN se fraccionarían. Tal vez no al punto de destruir a Acción Nacional, pero en algunos lugares sí representaría una diferencia. Hay municipios y distritos donde la elección será muy competida. En esas demarcaciones, los votos del PAN migrarían a México Libre y con ello el partido de Calderón causaría derrotas al albiazul.
López Obrador claro que sabe de la ventaja de pulverizar el voto opositor, los casi 50 años en la política nacional le han permitido ver ese fenómeno ejecutado por el PRI en principio y ahora pretende retomarle para su propio beneficio. Pero en su decisión pesó la venganza mucho más.
La ruta original era mantener a México Libre para diluir la inconformidad social, pero él mismo reconoció que “fue gracias a la presión del pueblo” que el INE votó como lo hizo. Sin embargo, el propio Ciro Murayama (uno de los mayores opositores al proyecto de partido de Zavala-Calderón) dijo que la falta de información sobre el origen de 5 % de las donaciones fue un error técnico en el que no hubo dolo.
Dicho de otra forma, el mandatario federal aprovechó el tecnicismo para romper con el proyecto que él mismo había trazado. ¿O por qué antes no se comenzaron a evidenciar los diferentes ilícitos cometidos en la integración de México Libre? ¿No habría sido una oportunidad fenomenal para él exhibir los supuestos delitos electorales cometidos por Calderón en la integración de su partido?
El presidente no lo hizo antes porque su proyecto original era dejar a México Libre firme para dividir al PAN. Simplemente en Puebla, la exsecretaria de Desarrollo Social, Myriam Arabian, puede ahora apoyar libremente a Eduardo Rivera (si llega a acuerdo con el exalcalde), porque al no lograr México Libre su registro, Arabian ya no tendrá que trabajar con este instituto.
Este breve ejemplo representa todo lo que podría pasar en el país con casos similares. Ahora los panistas pueden unirse bajo una sola bandera.
Entonces, López Obrador, motivado por su venganza contra Felipe Calderón, decidió desactivar una de sus estrategias electorales para 2021. Prefiere exhibirle, señalarle como corruptor de las instituciones porque el tabasqueño jura que en 2006 ganó la presidencia y el michoacano se la robó.
“Si Felipe (Calderón) se robó la Presidencia de la República, ¿cómo no va a poder obtener el registro como partido si está acostumbrado a triunfar sin escrúpulos? (…) la decisión del INE es un triunfo del pueblo de México y de la fuerza de la opinión pública”, dijo el sábado López.
Ahora, considerando que Calderón y su esposa impugnarán la decisión del INE, es posible que López Obrador planee una jugada de tres bandas: dio esperanzas al partido de los Calderón de alcanzar su registro, el INE les niega el registro y en las redes sociales y los medios de comunicación tradicionales son exhibidos Calderón y su esposa Margarita Zavala como fraudulentos, pero después el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación -en el cual también incide López Obrador- les devuelve el registro.
Con ello, López Obrador podría cargar contra las instituciones fortaleciendo su narrativa que le permita el control del INE y dividiría al PAN, su objetivo original.
Si el registro de México Libre ocurre tras la impugnación, ocurrirá lo acá escrito: el ataque mediático contra las instituciones y una división entre los panistas fieles al partido y los que idolatran a Felipe Calderón. Tanto en ese escenario como en el actual López Obrador gana su vendetta.
