El presidente estadounidense, Donald Trump, "quiere una vacuna contra el virus para poder ganar las elecciones presidenciales de noviembre" y no por el bienestar de los ciudadanos, señaló una columna de opinión del diario español "El País".
"Las prisas y la marca ideológica le restan alcance y credibilidad, dinamitando la propia lógica bajo la que debería funcionar una vacuna (cuanta más gente se la ponga y más segura y eficaz sea, más probable será que termine con la epidemia)", destacó este jueves el articulista Jorge Galindo.
El pasado 6 de agosto, Trump afirmó en una entrevista a una emisora de radio local que es posible que EE. UU. tenga una vacuna disponible antes de las elecciones.
Recientemente, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) notificaron a los cincuenta estados y las cinco mayores ciudades del país que se preparen para distribuir la vacuna a gran escala a finales de octubre o principios de noviembre.
Sin embargo, Moncef Slaoui, asesor principal de la Operación Warp Speed, el proyecto de EE. UU. para acelerar el desarrollo de la vacuna, manifestó que es posible, pero "sumamente improbable" que esté lista antes de las elecciones.
Al respecto, Trump sugirió, sin aportar ninguna prueba, que "alguien" quiere impedir su reelección demorando los avances científicos de la vacuna.
"El 'Deep State', o quienquiera que sea en la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) está poniendo obstáculos a las compañías farmacéuticas conseguir personas para probar las vacunas y terapias", tuiteó el pasado 22 de agosto.
En opinión de Galindo, tanto las palabras como las acciones de Trump en torno a la vacuna son inequívocamente egoístas y están explícitamente dirigidas a las elecciones en vez de al respeto por la vida humana.
Al mencionar que Trump fue etiquetado como "guardaespaldas de la civilización occidental" en la convención republicana de la semana pasada, Galindo reprochó que el mandatario no es el guardaespaldas sino de sí mismo.
Además, recordó que EE. UU. se niega a entrar en Covax, la alianza internacional auspiciada por la OMS para un desarrollo conjunto de una vacuna contra la COVID-19, y aboga solo por acuerdos bilaterales, "con todo el control para la actual Administración".