La ruta de Andrés Manuel López Obrador, desde que inició su gobierno, ha sido la electoral. Sus decisiones están enfocadas en mantener el poder en 2021 y con ello consolidar su proyecto en 2024 que podría no apuntar a una reelección presidencial, sino a dejar a un alfil de confianza en el cargo.
Por otro lado, la oposición en México, representada por el PAN, PRD, Movimiento Ciudadano y algunas figuras del PRI, está determinando como estrategia electoral una agresiva campaña de aire: atacar de manera constante a la actual administración federal para causar un desencanto del votante.
En campaña, todo cuanto tiene que ver con comunicación, desde el discurso, anuncios, imagen hasta la narrativa de cada candidato, se le conoce como “Campaña de Aire”. Al a movilización de simpatizantes, la protección del voto a través de representantes de casilla o de partido y la concentración de padrones de militantes u otras estructuras se le denomina “Campaña de Tierra”.
Conforme avanzan los meses y se acerca el inicio del proceso electoral, que legalmente comenzará a finales del próximo mes, las estrategias políticas de ambos bandos están quedando al descubierto.
Aunque tanto la Cuarta Transformación como la oposición ejecutarán campañas de tierra y aire, tendrán distinta prioridad de acuerdo con lo que establezcan en su ruta electoral. Por ejemplo, es evidente la estructura de promoción del voto, a través de programas sociales, que está haciendo el Gobierno Federal.
La creación de padrones de beneficiarios que pueden ser potenciales votantes es la línea que está tomando la 4T. Así, votantes que no habían sufragado en el pasado, como los jóvenes desempleados de 18 a 29 años, formarían parte de su base de simpatizantes cautivos mediante las becas de “Jóvenes Construyendo el Futuro”.
La evidente maniobra del Gobierno Federal es la de consolidar las bases de beneficiarios en un gigantesco padrón que representaría potenciales votantes. Por ello, el presidente López Obrador ha establecido como prioridad desde el inicio de su gobierno este tipo de apoyos, incluso a costa de los beneficios fiscales que pudo haber ofrecido a empresas. Así, la línea del mandatario es que la tributación continúe para mantener estos programas.
Si el Gobierno Federal está concentrando sus esfuerzos en estos padrones, la oposición le apuesta a la confrontación mediática en espacios tradicionales y en las cada vez más consumidas, redes sociales.
Representantes del PAN, Movimiento Ciudadano, PRD y algunos priistas, confrontan con columnas, videos, imágenes y frases a la Cuarta Transformación. La estrategia es concentrar la inconformidad social contra el Gobierno Federal y esperar que este debilitamiento beneficie sus proyectos políticos.
De manera constante, los líderes de la oposición organizan temas tendencia para evidenciar los errores gubernamentales del régimen. En ocasiones estos argumentos virales son exitosos, como lo que ha ocurrido recientemente con los señalamientos contra Hugo López Gatell y su falaz aplanamiento de la curva de contagios de COVID.
El último éxito de la oposición es un video que culpa directamente al presidente Andrés Manuel López Obrador de las fallas que han ocurrido en la estrategia de atención a la COVID-19.
Pero la estrategia de confrontación que ha elegido la oposición tiene una debilidad enorme, la pérdida de legitimidad. La base de la narrativa de los opositores al régimen es que los gobiernos anteriores, PRI y PAN, fueron mejores que el actual. Por otro lado, la base narrativa del régimen es que el PRI, el PAN y sus aliados son corruptos.
Y aquí aparece la debilidad de la oposición: si el Gobierno Federal tiene un elemento para tirar la legitimidad de sus opositores, su estrategia de contraste se caerá. El PAN, el PRD, Movimiento Ciudadano y el PRI sostienen que sus administraciones públicas representativas son mejores, pero las declaraciones de Emilio Lozoya podrían destruir esta narrativa.
El exdirector de Pemex, en arraigo domiciliario, asegura que tanto políticos del PRI como del PAN recibieron sobornos para aprobar la Reforma Energética que favoreció a la empresa brasileña Odebrecht.
Si el Gobierno Federal ejecuta detenciones de políticos opositores a principios del próximo año por actos de corrupción cometidos con esta empresa transnacional, la narrativa de haber sido “un mejor gobierno” caerá y entonces el trabajo de un año de contraste se perderá.
La guerra que se libra desde ahora y que aumentará hasta mediados del próximo año transita entre la operación de Tierra y Aire. Cada posición, el Gobierno y sus opositores, ha asumido su estrategia, en meses se verá quién decidió mejor.