AMLO a la Conago: El interés de la nación

AMLO a la Conago: El interés de la nación

El cambio de dirigente de la Confederación Nacional de Gobernadores de manos del Ejecutivo de Baja California Sur, Carlos Mendoza Davis, de Acción Nacional, al mandatario de San Luis Potosí, Juan Manuel Carreras, del Revolucionario Institucional, puede significar un cambio positivo en la conducción de la Conago, constituida el 13 de julio de 2002, con los mandatarios provenientes del PRI y del entonces vigoroso PRD, convertido 18 años después en una caricatura.

 

La posibilidad de una mayor y mejor colaboración entre el titular del Ejecutivo federal y los 32 ejecutivos estatales, por lo menos con tonos y estilos menos beligerantes y característicos de la retórica del PAN, se trasluce claramente de las palabras intercambiadas entre Carreras y López Obrador en Palacio Nacional. 

 

Tanto el gobernador potosino como el presidente originario y formado en Tabasco, tanto que todavía batalla con el uso de las “eses” (s) que o las omite o las usa demás, acordaron mantener la coordinación para enfrentar “entre todos la pandemia de covid-19 y los problemas que aquejan a la nación.”

 

El presidente Andrés Manuel subrayó lo obvio, pero a los siete gobernadores del bloque opositor les cuesta trabajo entender, asumirlo: “Podemos tener diferencias, eso es consustancial a la democracia, pero tenemos que poner siempre por delante el interés general, de nuestro pueblo, de la nación, y así lo hemos venido haciendo con ustedes. Vamos a continuar con esta relación de colaboración.”

 

Lo que por supuesto aprovechó Carreras para insistir en la preocupación de los gobernadores en torno a los recursos públicos, por lo que llamó a una “revisión conjunta” para “tratar de garantizar la respuesta”. Más tarde dijo que buscará al secretario de Hacienda, Arturo Herrera, para “ir construyendo un calendario de trabajo sobre el pacto fiscal.”

 

Por lo visto se tomaron en serio el juicio de AMLO sobre la naturaleza legítima del reclamo para revisar el pacto fiscal, mas todo apunta que materializarlo no es fácil sobre todo en tiempos de pandemia y recesión global; menos aún con gobernadores que Peña Nieto acostumbró a vivir y operar como virreyes, entrampados en la gran corrupción como el enamorado Enrique, sin rendición de cuentas y con poderes “independientes” y órganos “autónomos” subordinados al “señor gobernador”. A todos se les atravesará, no tenga usted duda, la política de austeridad republicana antes de cualquier actualización del pacto fiscal. Y más aún a 11 meses de la elección para el mayor número de cargos en la historia de México.

 

El potosino también apeló a evitar confrontaciones, tras el diferendo de los panistas con el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, sólo porque no los recibió antes de la sesión de la Conago. En tanto que Enrique Alfaro aprovechó los ajustes al semáforo epidemiológico para reincidir en las rijosidades verbales que acostumbra, justo cuando la epidemia gana terreno en Jalisco, estado que según el socio de Dante Delgado y la mafia de Raúl Padilla en la Universidad de Guadalajara, es un ejemplo para México de cómo combatir covid-19. Altanería que también practicó Jaime Rodríguez con un gasto monumental en Nuevo León y sin rendir cuentas a nadie; ahora debuta Francisco García Cabeza de Vaca, gobernador de Tamaulipas, quien haciendo honor a su segundo apellido inventa escenarios de confrontaciones con AMLO y jura “no me dejaré”. El clásico fanfarrón que tiene un grave problema con el coronavirus y tras superarlo en su persona supone que puede hablar a lo borras.