¿Por qué están matando a mujeres? Así lo explican especialistas

¿Por qué están matando a mujeres? Así lo explican especialistas

Foto: Enfoque

Jazmín tiene 15 y fue testigo de cómo degollaron a su amiga de 19 años. El ataque contra Angie Michell reportado por el Fiscal del Estado, Gilberto Higuera Bernal, ha causado una nueva conmoción social que se visualiza en las redes sociales y medios de comunicación. El cuestionamiento constante de las indignadas es el mismo: ¿por qué nos están matando?

 

La aproximación a las causas detrás del feminicidio, término acuñado en México en 1976 -es decir, es reciente-, es la mejor forma de alcanzar una mejor comprensión de la realidad y establecer políticas públicas para la reducción de esta incidencia delictiva.

 

Si bien no todos los feminicidios son iguales (es decir, dentro de esta tipificación hay varias clasificaciones), una gran parte de las agresiones a mujeres puede explicarse en el arraigado sistema patriarcal de México y a una sociedad que ha normalizado la violencia contra las mujeres en los últimos años.

 

Lydiette Carrión, escritora, periodista especializada en documentar una red de trata de niñas y adolescentes y de feminicidios, explica que no todos los feminicidios pueden cometerse por la misma causal.

 

“Hay una clara división entre los feminicidios ocurridos en contextos rurales, en donde la violencia obedece causas específicas, así como los cometidos en zonas más urbanizadas, en donde, incluso, se obedece al crimen organizado”.

 

Por su parte, el criminólogo y antropólogo Tilemy Santiago Gómez también expone en sus artículos que los feminicidios que son cometidos por hombres son a causa de la construcción social de la masculinidad, reforzando la idea del sistema. “La manera en la que se enseña ser hombre pasa por aprender a explotar y a instrumentalizar a las mujeres hacia nuestro beneficio”

 

Para el experto es difícil separar a las personas que delinquen de las que no, pero en el caso de los feminicidios, como es violencia que se ejerce por una parte de la población en concreta, los hombres “sí podemos preguntarnos: ¿qué es lo que es tan común en los hombres para que seamos los que cometemos estos actos de violencia tan terribles en contra de las mujeres?”.

 

El especialista criminológico explica que, desde la perspectiva de género, hay cosas en común en los feminicidas y uno de esos elementos es la construcción social de la masculinidad, pues la manera en la que se enseña a ser hombre pasa por aprender a explotar y a instrumentalizar a las mujeres hacia el beneficio de ellos.

 

“Estas ideas son muy incómodas para nosotros los hombres, porque esto implica que entonces un hombre como yo, voy a comenzar a establecer relaciones de explotación con las mujeres que me rodean, aunque sean mujeres que yo quiera: hermana, madre, pareja”, explica.

 

“¿En dónde estaría la línea entre los hombres que son capaces de cometer un feminicidio y los que no?”, agrega el investigador. “Porque las ideas en común son la misoginia, el machismo, el desprecio de las ideas femeninas”.

 

Pero también se deben identificar los contextos socioculturales económicos e instituciones que colaboran con el fenómeno del feminicidio.

 

Alma Dulce García, sociología y especialista en familia y prevención de la violencia lo explica. Aunque reconoce que un feminicidio, particularmente en México, tiene que ver con toda una cultura machista y patriarcal que venimos arrastrando de manera histórica, hay también otros componentes sociales, como el crimen organizado y la violencia generada en contextos marginales.

 

“Para el caso de México, también están las cuestiones del crimen organizado, de esta violencia generalizada entre varones que también permite que se realicen este tipo de crímenes con mayor facilidad hacia las mujeres, como el fácil acceso de armas de fuego, o el que se pueda confundir un feminicidio con cuestiones de narcotráfico”.

 

Además, explica que también se dieron cambios en el país tanto económico como demográfico y social, en los cuales las mujeres se comenzaron a apropiar de los espacios públicos y por esto la dominación masculina se hace presente a través de la violencia contra las mujeres.

 

Tilemy Santiago detalla que lo que sucede es que la misoginia y el machismo están tan inmersos en la sociedad que es imposible verlo.

 

Los hombres crecen bajo estructuras patriarcales, donde “volvemos a instrumentar a las mujeres para beneficio de los hombres, como las tareas de limpieza, cuidados emocionales. O en el lado más extremo, la satisfacción sexual, la violación”.

 

Pero para que un feminicidio se concluya debe existir previamente, aunque no siempre, un proceso de “despersonalización de la mujer”.

 

“Es decir, el individuo agredido, en este caso la mujer, a la que yo voy a terminar asesinado, no debe ser identificada como una persona. Es decir, no es un ser humano como yo. Y en el caso de los feminicidios, la misógina, en un panorama sociocultural, indica que las mujeres son ciudadanas de segunda o tercera categoría o incluso como objetos de poder o satisfacción, como usan los narcotraficantes a sus parejas”.

 

El investigador académico señala que partimos de la noción de que para que un ser humano haga algo, tiene que primero imaginar que es posible. “En el caso de Ingrid Escamilla (ocurrido a principios de este año), el feminicida pudo suponer: ‘híjole, me va a agarrar la policía, me deshago del cuerpo’. Culminando su crimen en un desollamiento del cuerpo de la mujer”.

 

“En relación a la violencia, los seres humanos vamos aprendiendo qué es de lo que somos capaces de hacer. Si yo veo que alguien puede ser capaz de asesinar, descuartizar, etc. yo puedo percibir que esa es una posibilidad que puedo tomar, a lo mejor no es algo que quiera hacer porque me parece terrible, pero me hace ver que en el ‘menú’ de lo que puede ser un ser humano, cabe esa posibilidad del homicidio, feminicidio, etcétera”, explica.

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