Siempre me ha fascinado la comedia inteligente, la que emplea una historia para tiene vuelcos inesperados para consentir al espectador. Soy fanático de ese género de la risa, que no se conforma con un pastelazo o la caída obvia de un personaje para convencer a su público.
Me gusta que exista un hilo argumental que me lleve de la mano, mientras involuntariamente -al menos así debe parecer- los personajes sufren momentos involuntarios de comicidad. Para mí, esa es la clave para una buena cinta de comedia y el filme del que quiero hablarle hoy concentra esas características. Me refiero a “Mi obra maestra”.
Esta coproducción hispano-argentina tiene una destacada característica técnica, que parece evidente desde el minuto 3 o 4 hasta prácticamente el final. Se trata de un eterno flashback, que arrastra la historia desde unos segundos en el presente, para volver al pasado prácticamente todo el filme y rematar con el presente.
El filme de 2018, dirigido por Gastón Duprat, narra el momento en que la carrera del pintor Renzo Nervi (Luis Brandoni) colapsa, volviéndose parte de pasado, pues en mucho tiempo no ha vendido una sola obra y su última exposición fue un fracaso, aunque siempre de la mano de su amigo Arturo Silva (Guillermo Francella), un galerista, encuentra la forma de salir de este pésimo momento, luego de sufrir un accidente.
En “Mi obra maestra”, el trabajo histriónico del gran Guillermo Francella con muchas seriedad y temple se ve acentuado por la relevante aportación en el coprotagónico de Luis Brandoni, que asume a la perfección el papel de un pintor desfachatado, sin aspiraciones y enemigo de la explotación, con quien forma un dueto que encaja a las mil maravillas, reflejando en la pantalla el buen momento de ambos a lo largo de rodaje.
Se trata de una historia divertida, que tiene sus momentos de tensión y hasta de crítica al mundo del arte, destellos que le permiten al largometraje funcionara bien de principio a fin.
Un filme recomendable para los amantes del cine de comedia, que deja testimonio de que el cine argentino, al menos el de exportación, está funcionando bastante bien. Buenas historias, buenos actores y realizadores.
La cinta que además participó en la selección oficial de la 75° edición del Festival de Venecia, se encuentra en la plataforma de Netflix, al alcance de cualquiera.
Sólo le recuerdo que la imaginación se disfruta más en la oscuridad del cine, así que no deje de asistir a su sala favorita. Para dudas, comentarios o sugerencias escríbame al correo electrónico trejohector@gmail.com o sígame en mis redes sociales “Cinematografo04” en Facebook y Spotify, así como “Cinematgrafo04” (sin la “ó”) en Twitter.