Los desarrollos de los científicos soviéticos, que trabajaron en todos los campos —desde las matemáticas hasta la medicina— durante la Segunda Guerra Mundial, ayudaron a solucionar un gran número de problemas extremadamente difíciles en los campos de combate y contribuyeron a la victoria sobre el nazismo.
Ya el 23 de junio de 1941, un día después de que la Alemania nazi atacara a la Unión Soviética, la Academia de Ciencias de la URSS dedicó el trabajo de todos sus departamentos a fines militares.
Penicilina soviética
Aunque la penicilina fue descubierta por Alexander Fleming en 1928, los microbiólogos soviéticos tenían que desarrollar el antibiótico a partir de materias primas nacionales y establecer su producción. Y lo lograron hacer: en 1943 comenzó la producción en masa del primer antibiótico nacional llamado Krustozin.
Las estadísticas demuestran su alta eficiencia: la tasa de mortalidad de los heridos y enfermos con el comienzo de su uso generalizado en el Ejército Rojo disminuyó en un 80%. Además, gracias a la introducción del nuevo fármaco, los médicos lograron reducir el número de amputaciones en un 25%, lo que permitió a un gran número de soldados evitar la discapacidad y volver a las filas para seguir luchando.
Protección contra las minas magnéticas
Desde el comienzo de la guerra, los nazis comenzaron a minar las salidas de las bases navales soviéticas y las principales rutas marítimas. Era una gran amenaza para la Marina soviética.
El Instituto físico y técnico de Leningrado desarrolló un mecanismo efectivo y ya en agosto de 1941, la mayor parte de los barcos de la flota soviética estaba protegida de las minas magnéticas. Esto salvó cientos de naves y miles de vidas de tripulantes. Los planes de Hitler de acorralar a la Armada Soviética en los puertos se frustraron.
Los metalúrgicos soviéticos desarrollaron una nueva aleación ligera: silumin y zinc, a partir de la cual se fabricaron motores para equipos militares. Además, se introdujo un nuevo método para crear piezas de fundición que redujo significativamente el consumo de metal.
La soldadura eléctrica jugó un papel fundamental en el aumento de la cantidad de máquinas producidas. La soldadura por arco sumergido en el vacío permitió aumentar la tasa de producción de los tanques docenas de veces.
Asimismo, se creó un vidrio blindado, cuya resistencia era 25 veces mayor que la del vidrio ordinario. Este desarrollo permitió crear un blindaje transparente para las cabinas de los aviones de combate soviéticos.
Matemáticas para la aviación y la artillería
Particularmente importante fue el papel de las matemáticas en la creación y mejora de nuevos equipos militares.
Así, los matemáticos soviéticos solucionaron problemas relacionados con las vibraciones de las estructuras de las aeronaves, lo que permitió avanzar en el desarrollo de la aviación de alta velocidad en la URSS.
Otro problema solucionado fue la oscilación de la rueda delantera de los aviones con un tren de aterrizaje de tres ruedas.
Las matemáticas se aplicaron para aumentar la eficacia del legendario lanzacohetes Katiusha. Si al principio disparaba solo unos cuatro proyectiles por hectárea, en 1942 los proyectiles del Katiusha comenzaron a girar y el número de impactos creció 10 veces.
Además, los científicos soviéticos desarrollaron tablas para determinar la ubicación de la nave por radiogoniometría. Se utilizaron ampliamente en las operaciones de aviación de largo alcance y mejoraron significativamente la precisión de las aeronaves.
El petróleo y el oxígeno líquido
La contribución de los geólogos a la victoria también fue inapreciable. Cuando las tropas alemanas ocuparon los vastos territorios de la Unión Soviética, surgió una necesidad urgente de encontrar nuevos depósitos minerales. Los geólogos resolvieron esta tarea tan difícil.
Gracias a su nuevo concepto, se encontró un yacimiento de petróleo en Bashkiria y se envió combustible al frente ininterrumpidamente.
Durante los años de la guerra creció enormemente la necesidad de producir oxígeno líquido a escala industrial, en particular, para producir explosivos. A principios de 1943, la URSS puso en funcionamiento una nueva planta de turbo-oxígeno.
Uno de los errores de Hitler, que llevó al fracaso de su ofensiva contra la URSS, fue subestimar la ciencia soviética, escribió el académico de la URSS Serguéi Vavílov después de la guerra.