A finales de diciembre, Wuhan, ciudad de China, se convirtió en el epicentro de una nueva enfermedad: el COVID-19, la cual ha provocado miles de contagios y muertes hasta la fecha, ocasionando un giro inesperado en la vida de los millones de habitantes de esta localidad, como la de Wei Guixian, considerada como la primera persona oficial con coronavirus.
Wei era una trabajadora del Mercado de Mariscos de Huanan, sitio en el que se cree que inició el virus por el contacto entre humanos y animales exóticos que comercian al interior, cuando comenzó a sentir síntomas similares al de una gripa.
De acuerdo con Infobae, la trabajadora confesó que visitó a varios doctores al sentirse cansada y con una “gripa extraña”, pero que ninguno lograba descubrir realmente cuál era la enfermedad, por lo que continuó haciendo sus labores al interior del mercado.
El 16 de diciembre, cinco días después de comenzar con los síntomas, Guixian visitó el Hospital Wuhan Union, uno de los más grandes de la ciudad; ahí, un médico le indicó que no se trataba de una gripa, sino de un virus desconocido “pero despiadado”, por lo que tuvo que permanecer en observación para determinar qué tenía.
Mientras pasaron los días, Wei presenció cómo aumentaba el número de personas con los mismos síntomas; sin embargo, las autoridades evitaron difundir la información y aseguraron que el virus no se propagaba de persona a persona.
De hecho, científicos indicaron que los contagios pudieron haber comenzado en noviembre en Wuhan, pero el gobierno decidió revelar que había una nueva infección a finales de diciembre.
Wei se recuperó y salió del hospital en enero, pero varios trabajadores y familiares de la mujer que estuvieron en contacto con ella se contagiaron; además, debido a la propagación del virus, el mercado de mariscos fue cerrado, lo que ocasionó que cientos de empleados, entre ellos Guixian, perdieran su fuente de ingresos.