El crecimiento económico de China podría desacelerarse del 6,1% en 2019 al 2,3%, o incluso el 0,1% en el presente año, según las previsiones del Banco Mundial.
En un informe titulado "Asia Oriental y el Pacífico en los tiempos del COVID-19", el banco señala que "la pandemia está afectando fuertemente las economías de la región, pero la profundidad y la duración del choque son inusualmente inciertas".
"Se proyecta que el crecimiento en China disminuirá al 2,3% en el escenario base y al 0,1% en el escenario negativo en 2020, desde el 6,1% en 2019", añade el documento.
También en el resto de la región Asia Oriental-Pacífico, el crecimiento económico se va a ralentizar. El escenario base estipula un crecimiento del 1,3%, en comparación con el 4,7% estimado en 2019, mientras que el escenario negativo prevé incluso una contracción del 2,8%.
Aunque la contención de la pandemia permitiría la recuperación económica, el Banco Mundial advierte que el riesgo de estrés financiero de carácter duradero se mantendrá elevado más allá del 2020.
"Son especialmente vulnerables los países que tienen precarios sistemas de control y prevención; que dependen en gran medida del comercio, el turismo y los productos básicos; que están muy endeudados; y que dependen de flujos financieros volátiles", señala el informe.
El economista jefe del Banco Mundial para Asia Oriental y el Pacífico, Aaditya Mattoo, opina que "además de las contundentes acciones nacionales, una cooperación internacional más profunda es la vacuna más efectiva" frente al COVID-19.
"Los países de Asia Oriental y el Pacífico y de otras regiones deben luchar juntos contra esta enfermedad, mantener el comercio abierto y coordinar la política macroeconómica", dijo.
En su informe, el Banco Mundial resalta la necesidad de mantener una política comercial abierta, fomentar la cooperación internacional y las nuevas alianzas transfronterizas, públicas y privadas, para incrementar la producción y el suministro de material y servicios médicos clave mientras dura la pandemia, así como para garantizar la estabilidad financiera después.
También recomienda facilitar el crédito para ayudar a los hogares a suavizar el consumo y ayudar a las empresas a sobrevivir el choque inmediato. Al mismo tiempo, reconoce que la crisis podría ser prolongada, por lo que es necesario compaginar tales medidas con la supervisión reguladora, dado que muchos países de Asia Oriental y el Pacífico ya cargan con una deuda elevada deuda de empresas y hogares.
Para los países más pobres, según el BM, el alivio de la deuda será esencial, para que los recursos cruciales puedan enfocarse en la gestión de los impactos económicos y de salud de la pandemia.