El director general francés de Salud, Jerome Salomon, anunció el martes que 1,100 personas diagnosticadas con COVID-19 han muerto, lo cual significó un aumento de 240 en un día, en medio de la segunda semana de cuarentena nacional.
Se detectaron 2,444 casos positivos adicionales, lo que elevó la cifra a 22,300. Un total de 10,176 personas se encuentran hospitalizadas, 2,516 en cuidados intensivos y 3,281 recuperadas, dijo Salomon en una sesión informativa diaria.
Más de un tercio de los pacientes que necesitan algún tipo de soporte vital tienen menos de 60 años, y el 85 por ciento de las víctimas mortales eran mayores de 70 años.
De cara a enfrentar una "epidemia de rápido empeoramiento", Francia aplicaría 10,000 pruebas el fin de semana, en comparación con las 9,000 que se hacen actualmente, según Salomon.
"Nos enfrentamos a una circulación viral sin precedentes, grave y rápida. Quédense en casa para evitar más muertes y casos graves", dijo Salomon, y agregó que los efectos de la restricción a la circulación civil podrían evaluarse en estos días.
Francia entró en su segunda semana de bloqueo nacional. Solo se permiten viajes con fines laborales, de salud o compras de artículos de primera necesidad.
La madrugada del martes, el consejo científico que asesora al Gobierno sobre la crisis epidémica recomendó prolongar el cierre al menos durante seis semanas, señalando que se necesitaban tres semanas más para obtener una estimación inicial sobre sus efectos.
Francia ya ordenó el cierre nacional de todas las instituciones públicas y museos, suspendió eventos deportivos, cerró tiendas, cafeterías, restaurantes, cines y discotecas ya que no se consideran de primera necesidad.
