La expansión del COVID-19, ahora considerada pandemia por la Organización Mundial de la Salud (OMS), abarca 120 países y 130 mil contagios; ante este hecho, la economía ha sufrido un impacto negativo que comenzó con el freno de la actividad productiva en China, la principal proveedora de insumos a nivel mundial. Por otro lado, los precios internacionales del petróleo cayeron como consecuencia del conflicto petrolero entre Rusia y Arabia Saudita, que partió de una menor demanda de hidrocarburos en China.
De acuerdo con el Análisis Económico Ejecutivo del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP), las repercusiones en las bolsas figuran en caídas históricas, cuyos índices bajaron sin precedentes. Estados Unidos acumuló una caída de 10.4%, Reino Unido 16.9%, Alemania 20%, Japón 15.9%, China 4.8%, Italia 23.3%, Brasil 15.6%, Chile 11.0%, y México 8.0%
Varios países han desarrollado medidas para mitigar la caída de las bolsas y el debilitamiento general de los mercados. El Banco Central de los Estados Unidos inyectará 1.5 billones de dólares ante la repentina disminución de la tasa de interés, antes de lo anteriormente establecido para el 17 y 18 de marzo. Por su parte, el Banco Central Europeo aprobó un programa de compra de activos por 120 mil millones de euros, con el objetivo de facilitar el trabajo de las instituciones bancarias. En el caso de México, la Comisión de Cambios del Banco de México incrementará el monto del programa de coberturas cambiarias en 10 mil millones de dólares, lo que mitigará las repercusiones negativas en el mercado cambiario al colocar este monto en 30 mil millones de dólares; asimismo, la Secretaría de Hacienda llevará a cabo una permuta de valores gubernamentales de plazos mayores a dos años, por títulos de menor plazo.
Con respecto a las expectativas, el desplome de los mercados financieros el 9 de marzo generó un panorama de mayor incertidumbre en cuanto al balance de los riesgos, entre la expansión de la pandemia del COVID-19 y los precios internacionales del crudo. En Estados Unidos, el Bank of America, junto con especialistas de diversas empresas financieras, estimaron un recorte de 2.8% en el crecimiento de la economía mundial; de igual manera, estimaron una caída entre 0.1% y 0.2% para la economía de Estados Unidos, mientras que estimaron una caída de 0.1% para la economía de México.
Las autoridades mexicanas han informado que la economía mexicana se encuentra blindada con finanzas públicas adecuadas para responder ante cualquier evento externo que pueda repercutir en la coyuntura interna; sin embargo, deben tomar precauciones ante las dudas entre diversos grupos de la población en torno al COVID-19, inseguridad en el país, escasez de medicamentos y el deterioro en general de los servicios de salud.
A propósito del petróleo, la caída en los precios del crudo a nivel mundial mantiene la exportación mexicana en menos de 30 dólares por barril, casi 20 puntos por debajo de los estimado para 2020; sus repercusiones afectan especialmente a los ingresos del sector público. De continuar estas cifras al cerrar el año, la pérdida de ingresos públicos sería de 261.7 mil millones de pesos, alrededor del 1.0% del Producto Interno Bruto.
Frente a este panorama, la meta original de Pemex para la extracción de 1.951 millones de barriles por día en 2020 resulta poco asequible. De acuerdo con las estimaciones del CEESP, el escenario favorable más próximo y alcanzable es la producción de 1.851 millones de barriles al día; no obstante, tal cifra requiere un costo adicional de 32.6 millones de pesos para el sector financiero, cuyo crecimiento económico cerraría en 0.5%.