¿En verdad prohibir el reguetón combate feminicidios?

¿En verdad prohibir el reguetón combate feminicidios?

Hace unos días, el senador de Morena, Salomón Jara, propuso ante el pleno de la Cámara Alta prohibir el reguetón en México, con la finalidad de combatir de esta manera los feminicidios supuestamente derivados de las letras misóginas de este género musical.

 

Aunque es una realidad que el reguetón se puede considerar como un contenido basura que es muy consumido por los jóvenes, como también son muchos programas de televisión, resulta una tontería pensar que el prohibir esta música frenará los feminicidios.

 

De acuerdo con sociólogos, que bien podría consultar el legislador morenista, la música que está de moda en cada país es solo el reflejo de la realidad que se vive y no es un detonante para la violencia o actos como los ataques de género.

 

No con esto se justifican las letras machistas y con poca materia gris del reguetón; sin embargo, resulta una posición muy “cómoda” para legisladores y autoridades culpar a factores externos de la creciente violencia que se vive en México, cuando son ellos mismos los que no han cumplido con su trabajo.

 

Así de absurdo fue que en Estados Unidos se buscará vetar a Marilyn Manson y a la banda alemana Rammstein por la masacre de Columbine, solo porque los jóvenes autores del crimen escucharan la música de estos artistas.

 

El tema, deben comprender los legisladores y autoridades, va más allá de la música que escucha una persona. Un criminal puede ser fanático de Beethoven o Chopin y cometer los asesinatos más atroces que se puedan ver.

 

Es el tejido social descompuesto, la ausencia de políticas públicas que combatan el crimen y la falta de interés de las autoridades en estos temas lo que detona la violencia.

 

Si se respalda la corta visión del senador Salomón Jara, entonces se tendrían que prohibir verdaderos clásicos de la música por sus letras que “incitan” a la violencia.

 

Una propuesta inteligente, aunque esto es mucho pedir a algunos legisladores, sería que en las escuelas mexicanas sea obligatoria una clase de apreciación musical, que se pusiera énfasis en la enseñanza de instrumentos musicales y, sobre todo, que se despierte en la juventud un verdadero interés por las expresiones artísticas.

 

Sin embargo, mientras legisladores y autoridades sigan pensando que el problema de la violencia en México es responsabilidad de Bad Bunny, Alejandro Fernández o cualquier agrupación, entonces los que dirigen este país no entienden absolutamente nada.

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