
El gobierno de Andrés Manuel López Obrador parece empeñado en ocultar la precaria situación que vive México en diversos rubros. Desde temas de salud, pasando por educación y seguridad, son poco atendidos por una administración dedicada a culpar a terceros de los problemas del país.
El empleo formal es uno de los temas que más preocupan en México y que menos ha atendido el Gobierno Federal, ejemplo claro son las alarmantes cifras que se tienen en estos momentos en cuanto a generación de empleos.
Enero fue un mes negro en la generación de empleos, presentando la cifra más baja desde 2015 con una preocupante caída del 27 %, pues mientras en 2019 se crearon más de 94,000 plazas, este año solo se generaron poco más de 68,000 nuevas fuentes de empleo.
El estancamiento en la economía mexicana es un factor determinante en la lenta generación de empleos, pues pocos empresarios se atreven a abrir nuevas fuentes de empleo sin tener certeza de que su negocio o empresa es respaldada por las políticas del gobierno de López Obrador.
Zoé Robledo, director del Instituto Mexicano del Seguro Social, insiste en decir que el crecimiento en el tema de empleo va “muy bien” en México, pero voces de expertos en la materia sentencian que nuestro país está perdiendo fuerza económica y se refleja en el empleo.
Aunque coinciden en que no se ha tocado fondo, también es una realidad que si la Federación no pone manos a la obra el panorama será muy complicado en el corto plazo, pues se debe resaltar que el empleo formal solo mostró un crecimiento del 1.6 % en enero, cifra más baja desde 2010.
En estos momentos, el 3.6 % de la población activa del país está desempleada, esto de acuerdo con cifras presentadas por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
Esta cifra se traduce en 1.82 millones de mexicanos sin una fuente de empleo, además de que hay 52 millones en pobreza, una cifra que alcanza casi la mitad de la población total de nuestro país.
Los números son, por donde se vean, altamente alarmantes; sin embargo, el Gobierno de México no parece tener entre sus prioridades promover las condiciones adecuadas para que se generen nuevos y mejores empleos.