La BUAP me brindó una formación de oro para las grandes ligas: Karla Rubio

La BUAP me brindó una formación de oro para las grandes ligas: Karla Rubio

“Desde el primer día supe que traía las armas”, expresa Karla María Rubio Nava, científica del Instituto Max Planck, el tercero de mayor prestigio en el mundo en investigaciones médicas, al recordar su primera clase del doctorado en la Universidad de Giessen, Alemania, cuando un profesor escribió en la pizarra unos cálculos químicos y ella alzó la mano para resolverlos. “Terminé dando la clase”, comenta con orgullo la egresada de la BUAP, institución en la cual reconoce una formación de oro para competir en las grandes ligas.

 

En el Laboratorio de Epigenética del Cáncer Pulmonar, a cargo del doctor Guillermo Barreto, del Instituto Max Planck de Investigaciones en Corazón y Pulmón, hoy su centro de trabajo, ha hecho grandes contribuciones por las cuales obtuvo el Premio Von Behring-Röntgen Young Talent Award 2019, y dos meses después –a finales de ese año- el Premio a la Mejor Investigación en Innovación Médica, en Giessen, Alemania.

 

Con su equipo de trabajo, la egresada de la Maestría en Ciencias Fisiológicas de la BUAP, una de las pocas extranjeras en ser distinguida con el citado premio de la Fundación Von Behring-Röntgen, ha estudiado el genoma humano desde su arquitectura tridimensional y sus elementos no codificantes, descubrimientos que abren nuevas posibilidades en la farmacología y en el tratamiento de la fibrosis y el cáncer pulmonar.

 

Durante el segundo año del doctorado, al colaborar en un proyecto con células aisladas de pulmón de ratón, la doctora Karla Rubio logró observar que las moléculas llamadas microRNA -que pertenecen al 90 por ciento del genoma no codificante- están dentro del núcleo y de forma madura: es decir, listas para unirse a otras biomoléculas y regular la expresión de los genes. Este descubrimiento, validado con diferentes métodos en fibroblastos y células epiteliales, echó por tierra la idea conocida hasta entonces: que están fuera del núcleo, en el citoplasma, y que actúan solo como inhibidores de la traducción de proteínas.

 

“En ambas vimos que estos microRNA se encontraban en el núcleo de manera muy significativa, incluso en cantidad mayor a la del citoplasma. Recurrimos a métodos de secuenciación genómica, transcriptómica y proteómica para investigar a qué moléculas se unían, con qué proteínas formaban un complejo y si este era funcional”.

 

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