La explicación a las mariposas en la panza: el estómago es nuestro segundo cerebro

La explicación a las mariposas en la panza: el estómago es nuestro segundo cerebro

Foto: Pixabay

Los científicos están cada vez más convencidos de que los seres humanos no tenemos solo un cerebro sino dos: el del cráneo y el del aparato digestivo, que funciona en forma independiente. Millones de neuronas, neurotransmisores y microorganismos que habitan allí regulan el estado de ánimo, el carácter y el sistema inmunitario.

 

Sentimos mariposas en la panza cuando nos enamoramos, un nudo en el estómago cuando estamos nerviosos y pérdida del apetito cuando estamos deprimidos. Todo esto se debe a que en el aparato digestivo se encuentra nuestro segundo cerebro.

 

"Tenemos un cerebro en la cabeza que se encarga de los procesos mentales —como la filosofía o la poesía— y el intestinal, compuesto por 100 billones de microorganismos que son los responsables de nuestras emociones, como la de las mariposas en la panza. Esta es una señal fisiológica que se activa ante un estado de nerviosismo y estrés", explicó el divulgador científico español Miguel Ángel Almodóvar, autor del libro El segundo cerebro.

 

Agregó que ese microbioma es un sistema de cooperación que si funciona nos da salud pero, si no lo hace, favorece el desarrollo de distintas enfermedades. Se estima que un 70 % de las patologías físicas y psíquicas que padecemos se deben a un mal funcionamiento de ese ecosistema intestinal.

 

Pero además de microorganismos, en el segundo cerebro hay millones de neuronas que producen dos neurotransmisores fundamentales para nuestra salud y estado de ánimo: la serotonina (en un 90 %) y la dopamina (en un 50 %). El resto se produce en el cerebro tradicional.

 

La serotonina, llamada 'hormona de la felicidad', es la encargada de regular el apetito, el sueño, el deseo sexual, la temperatura corporal, el estrés, la angustia, el miedo, la agresividad, entre otras funciones.

 

"Cada vez sabemos más sobre determinados alimentos y que es lo que generan en nuestro microbioma. Por ejemplo, el consumo de grasas trans provoca ira y situaciones compulsivas. Esto se ha podido observar en varios centros penitenciarios en EEUU", concluyó Almodóvar.

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