2019 resultó un año complicado para Puebla, sobre todo en sus primeros 6 meses, ya que se vivieron tiempos de inestabilidad política tras el deceso de la gobernadora Martha Erika Alonso Hidalgo el 24 de diciembre de 2018.
Enero resultó un mes donde se tuvo un gobierno acéfalo en búsqueda de un mandatario interino. El Congreso local trabajó para encontrar a la persona idónea para este cargo, siendo Guillermo Pacheco Pulido el elegido para ocupar el interinato a partir del 21 de enero.
Pacheco Pulido trató de mantener la gobernabilidad en el estado y convocó a nuevas elecciones, donde comenzaron las peleas internas por las candidaturas del PAN, PRI y Morena, resultando ungidos Enrique Cárdenas Sánchez, Alberto Jiménez Merino y Luis Miguel Barbosa, quien repetía por el partido vinotinto.
Las campañas estuvieron repletas de señalamientos y guerra sucia por parte de Cárdenas Sánchez, quien olvidó las propuestas y se enfocó en lanzar acusaciones en contra de Luis Miguel Barbosa, todo mientras se emitía la ficha roja de Interpol para atrapar al exgobernador Mario Marín, quien había arropado a Jiménez Merino en su arranque de campaña.
Con una de las votaciones más raquíticas de las que se tengan memoria, Luis Miguel Barbosa Huerta se convierte en el nuevo gobernador de Puebla, asumiendo el cargo en agosto con el principal objetivo de devolverle la estabilidad al estado.
Luego de que Barbosa Huerta llegó a la gubernatura, la calma comenzó a regresar a Puebla e incluso el respaldo del presidente Andrés Manuel López Obrador fue inmediato, pues sus constantes visitas a Puebla han dejado de manifiesto la importancia del estado para la federación.
El panorama político-electoral para Puebla pinta un poco menos convulso para 2020; sin embargo, se debe tomar en cuenta que desde el próximo año se comenzarán a mover las fichas de cara a las elecciones de 2021.
