El primer ministro británico, Boris Johnson, intentará ratificar el nuevo acuerdo del Brexit en una votación prevista en el Parlamento de Westminster este sábado 19.
"No hay mejor resultado que el que defenderé mañana", declaró en la BBC la víspera de la extraordinaria sesión parlamentaria.
Los diputados no se reúnen en la Cámara en un sábado desde que el Reino Unido declaró la guerra a Argentina en 1982 y, en esta ocasión, discutirán sobre el Brexit entre cañonazos retóricos a favor de un referéndum confirmatorio que se lanzarán desde una multitudinaria protesta en la misma plaza del Parlamento.
Johnson abrirá el debate sobre el revisado pacto de retirada de la Unión Europea, que rechazaron de cuajo los aliados norirlandeses de los conservadores, el Partido Unionista Democrático (DUP, por sus siglas en inglés).
Los diez diputados del DUP tienen un pacto de apoyo y sostén del minoritario Gobierno conservador, pero votaron en contra del acuerdo de la anterior primera ministra, Theresa May, y han anunciado su intención de hacerlo de nuevo.
Bajo la dirección de Johnson, el grupo parlamentario conservador se redujo a 288 escaños, tras la expulsión de 21 diputados que se unieron con la oposición para impedir por ley la salida de la UE sin acuerdo el 31 de octubre, cuando expira la prórroga.
Entre ellos destaca el anterior ministro del Tesoro, Philip Hammond, quien pide ahora garantías a Johnson de que el periodo de transición del Brexit no abocará en un Brexit abrupto.
"No llegué tan lejos para prevenir un Brexit sin acuerdo en 2019 para que ahora me embauquen a votar por un muy camuflado no acuerdo a finales de 2020. Pero no soy una causa perdida", escribió en su cuenta de Twitter.
Otros de sus colegas ‘rebeldes’ también expresaron dudas sobre distintos apartados del acuerdo de Retirada y la Declaración política sobre la futura relación entre Reino Unido y la UE.
Pero la mayoría de los purgados parecen dispuestos a apoyar la propuesta del primer ministro, que mantiene los acuerdos de May en cuanto a la factura del divorcio (unos 40.000 millones de euros) y la situación de la ciudadanía, entre otros, pero modifica el protocolo irlandés y el marco de la futura relación comercial.
"Llevo tiempo argumentando que resolver el Brexit va a requerir compromisos. Apoyaré el compromiso del primer ministro", anunció por Twitter el exministro David Gauke.
A pesar de todo, las cuentas en las bancadas conservadoras no suman los 320 votos que Johnson necesita para cantar victoria el 19 de octubre.
El primer ministro depende, por tanto, de diputados laboristas de circunscripciones que votaron por la salida de la UE en el referéndum de 2016.
La presión sobre este grupo de entre 20 y 40 parlamentarios crece desde que en Bruselas se confirmó el acuerdo entre Londres y la UE.
Jon Lansman, fundador del movimiento de bases Momentum, que propició y sustenta el liderazgo de Jeremy Corbyn, pidió la expulsión del partido de los representantes laboristas que voten sí al acuerdo del Brexit.
"El pacto de Johnson será una bola de demolición en las vidas y el bienestar de gente común en todo el país. Los diputados laboristas no pueden ni deben votar en su favor. Si lo hacen, el Comité Ejecutivo Nacional no tendrá otra opción que sustituirlos con un candidato laborista socialista en la próxima elección", demandó en Twitter.
Johnson ha perdido casi todas las votaciones parlamentarias y está ansioso por adelantar los comicios generales con la esperanza de revertir la amplia minoría que tiene en la Cámara de los Comunes.
Los analistas coinciden en que el voto del acuerdo del Brexit será muy ajustado, con un margen inferior a diez inclinando la balanza a favor del gobierno o la oposición.
La derrota forzaría legalmente al primer ministro a solicitar a la UE una extensión del Brexit hasta enero de 2020.
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