De manera colateral, la ciudad de Puebla tiene un punto rojo en cuanto a prostitución y muy probable trata de personas. La Vía Corta a Santa Ana, perteneciente a Tlaxcala, es una zona donde se pueden ver diversos negocios donde se podría estar ejerciendo el oficio más antiguo del mundo.
Pasando la Central de Abasto y apenas entrando al estado de Tlaxcala, se puede ver en solo kilómetro y medio hasta 5 establecimientos de dudosa moral, donde es más que obvia la presencia de mujeres que se dedican a la prostitución.
Incluso, se alcanzan a ver anuncios ofreciendo "vacantes" como mandiles en estos negocios, con fachadas que presumen a mujeres con poca ropa, una constante durante el camino referido, situación que va en aumento ya casi llegando a la ciudad de Tlaxcala, a solo 20 minutos de Puebla.
Llama la atención la gran cantidad de hoteles de paso que también se pueden ver durante el trayecto, curiosamente a unos pasos de los referidos negocios. Muchos de estos establecimientos tienen deprimentes instalaciones, pero sus costos son muy accesibles a cualquier bolsillo.
De la misma manera, la presencia de los tables dance es una constante en este camino, lo que convierte a la carretera a Santa Ana en una especie de zona de "tolerancia" que afecta tanto a Tlaxcala como a Puebla.
Basta recordar que la prostitución y trata de personas es un problema grave en Tlaxcala, máxime por Tenancingo, población tristemente conocida como la capital mundial de la explotación sexual.
De acuerdo con datos recabados por organizaciones internacionales, alrededor del 10 % de la población de Tenancingo se dedica a la explotación sexual. En algunas ocasiones, este es el negocio familiar por excelencia.
BBC Mundo reveló que la explotación sexual en este pueblo tlaxcalteca, muy cercano a la capital poblana, tiene al menos 50 años de antigüedad y va creciendo conforme pasan los años, gracias también al poco interés de las autoridades por atacar este asunto, que puede derivar en otros problemas, incluyendo de salud pública.