El PRI, partido en vías de extinción ante años y años arrastrando fracasos electorales, quiere emprender su enésima renovación a través de la próxima dirigencia nacional, para la que compiten un gobernador con licencia, otro exgobernador que hasta hace varios años era acusado de una masacre contra la población y otra exgobernadora que ha tomado la batuta de la voz crítica del partido.
Se trata de la competencia entre el campechano Alejandro Moreno, mejor conocido como Alito, quien abandonó su estado con todavía un par de años de mandato por gobernar para buscar la presidencia del partido. Igualmente compite Ulises Ruiz, exmandatario de Oaxaca e Ivonne Ortega Pacheco, quien gobernara Yucatán y buscara en 2017 la candidatura a la Presidencia de la República por el Revolucionario Institucional.
Entre estos tres, pues se inscribieron otras cuatro fórmulas sin posibilidades de triunfo, estará la nueva dirigencia que renovará a la actual que ya fue ocupada por cuatro priistas, pues la arrancó Manlio Fabio Beltrones para luego dar paso a Enrique Ochoa Reza, luego René Juárez Cisneros y luego Claudia Ruiz Massieu.
El nuevo dirigente tendrá la responsabilidad de levantar al PRI una vez más o de cerrar la puerta definitivamente tras los comicios de 2021, donde pondrá en juego 13 de sus gubernaturas.
Pelea interna, una vez más
Como ya es costumbre en el tricolor, en los siguientes meses se dará una pelea interna entre sus principales candidatos, dado que el candidato “oficial”, Alito Moreno, presenta la mayor estructura y el discurso que convence a más priistas; sin embargo, acusaciones de Ulises Ruiz lo ponen como el potencial “tapado” de Andrés Manuel López Obrador, que como presidente busca interferir en el partido y, según el oaxaqueño, adjudicárselo.
Es precisamente este quien ha dado mayor pelea, puesto que lleva varios años criticando a su partido y sosteniendo las malas decisiones que lo llevaron al fracaso electoral en 2018 y 2019. Incluso, criticó el gobierno de Enrique Peña Nieto pese a la protección que se le dio durante años al salir del gobierno de Oaxaca en 2010, tras un accidentado gobierno entre acusaciones de asesinatos.
Finalmente, figura la yucateca Ivonne Ortega, quien presenta una voz mucho menos crítica que en 2017 cuando sí acusó intervencionismo y sesgo. Esta vez ha actuado con mayor delicadeza, lo que ha hecho suponer que en su momento se inclinará por Alejandro Moreno.
La disputa del PRI tendrá un valor cargado debido a que se trata de un partido que ha perdido más del doble de sus posiciones en los últimos años, tras un mal gobierno encabezado por Enrique Peña Nieto y del cual no se ve una rápida recuperación.
Si bien está lejos de su extinción aún, no pinta para convertirse en la fuerza partidista hegemónica que fue durante siglo XX y entre 2009 y 2015 de este milenio.