La convivencia geográfica forzosa con un vecino tan poderoso e invasivo en la “casa contigua” como lo es Estados Unidos, a los mexicanos a lo largo del tiempo, nos ha costado decenas de retos que sortear, muchos de éstos nos han llevado hasta la pérdida o cesión de gran parte del territorio nacional de origen.
Mas en la relación bilateral México-Estados Unidos, históricamente nos hemos perdido un tanto en las exigencias del vecino norteamericano en razón de su Gobierno, sin lograr del todo fortalezas al respecto.
La migración hacia Estados Unidos, incluso de nuestros propios connacionales y la disparidad de las fortalezas económicas y en la actividad comercial, llevaron a ambas naciones a pactar sobre las mismas, aunque no se soslaya nunca el señalar las respectivas desigualdades frente a los acuerdos.
Es cierto que siempre se pueden poner sobre la mesa de las negociaciones, situaciones de riesgo nacional que lleven a una conciliación, pero amagar ya es asunto muy distinto.
Donald Trump fincó su campaña presidencial para arribar a la Casa Blanca, en el discurso en contra de los migrantes y construcción de un muro en su frontera sur, que además según sus expectativas debe ser pagado por nosotros los mexicanos, quienes señala el presidente estadounidense, no hemos hecho la tarea para contener la migración, sobre lo cual, en razón de lo que nos toca, tiene cierta razón.
Pero los gobiernos neoliberales en México, enfocados en transacciones comerciales disfrazadas de desarrollo, se olvidaron del verdadero progreso por y para su población, situación que se replica en Centroamérica y otros tantos países del cono sudamericano.
Es así que los amagos de Trump tocan hoy irremediablemente al Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, que lo colocan en una situación de expectativa y no de resolución en el tema migratorio y arancelario.
El factor aún menos previsto fue el uso de la Guardia Nacional para retener la migración en la frontera sur --que seguro brotará como racimos en las zonas costeras— y en cualquiera otra zona del país. A lo que enfática señaló la titular de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, que los elementos de la Guardia Nacional no se convertirán en la Border Patrol de Estados Unidos en el sur del territorio nacional; más parece que al final realizarán muy similares tareas y en territorio extendido.
La pregunta es si México tan vulnerado en la inseguridad y la violencia debe enfocarse en resolver las angustias de Trump y otros más, o atender lo urgente en el nivel local.
La emboscada de Trump nos tiene atrapados y desmejorados.
Acta Divina… “Cumpliremos compromisos establecidos con Estados Unidos”: Andrés Manuel López Obrador, presidente de México.
Para advertir… Fortaleza nacional frente al embate extranjero.