La 18ª cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) señalará los intereses de Asia Central y Oriental, más allá de los acuerdos o pactos a los que se pueda llegar, afirmaron expertos a Xinhua.
"Si no se materializa ningún acuerdo no significará que la cumbre haya sido un fracaso. Es una carta de intenciones para cerrar acuerdos, pero no es lo más importante. Lo más importante es definir las grandes tendencias para la región a través de las reuniones bilaterales que se desarrollen", consideró Livio Ribeiro, profesor de Economía Aplicada de la brasileña Fundación Getúlio Vargas.
En el mismo sentido se manifestó Guillermo Martínez, responsable del Departamento de Economía y Empresa de la Casa de Asia de Barcelona, para quien, en el actual contexto geopolítico, la cumbre puede dar pie a avances más significativos que en el pasado con la exposición por parte de los dirigentes de "temas concretos de su interés".
"Los problemas comunes apuntados por los países miembros siguen vinculados a la seguridad, es decir, al terrorismo, el extremismo ideológico, el tráfico de drogas o cada vez más la ciberguerra", consideró.
El principal desafío que tiene la región es principalmente "en seguridad, por esto es tan importante la cooperación entre todos los países, pero se añaden otros retos de carácter económico, como por ejemplo aprovechar el extraordinario impulso que pueden suponer las inversiones en infraestructuras en el marco de la iniciativa de la Franja y la Ruta o iniciar un proceso de liberalización comercial".
"La voluntad es revitalizar toda la región euroasiática y, en este sentido, el acercamiento entre China y la Unión Europea está claro, pero como en tiempos pasados, una parte importante de este nuevo proceso pasará por Asia Central y los países de la región tienen que ver cómo lo pueden aprovechar. En este sentido, la Organización de Cooperación de Shanghai es un muy buen marco de diálogo", apuntó Martínez.
También Ribeiro se refirió a la iniciativa de la Franja y la Ruta, propuesta por China y que, a su juicio, "podría ser el motor para que los acuerdos en materia de desarrollo socioeconómico, liberalización comercial y mejor conectividad empiecen a tener un papel prioritario".
En su opinión, China, como anfitrión, seguirá dando pasos hacia la integración regional, que cuenta ya con proyectos señeros como el corredor China-Pakistán.
Para Martínez, el encuentro de la OCS facilita el entendimiento en seguridad y contribuye a la estabilidad política, pero también en lo que respecta a los acuerdos energéticos, "un tema importante tanto por aquellos países que basan su economía en la exportación de recursos energéticos como por aquellos que son importadores de estos recursos".
Por este motivo, reflexionó, la cumbre "otorga estabilidad económica en la región y a países de fuera de la región porque no tenemos que olvidar que por muchos de estos países transitan las infraestructuras encargadas del transporte de estos materiales".
La OCS, instaurada en 1996, está formada por China, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Rusia, Uzbekistán, India y Pakistán. Este fin de semana celebra su cumbre anual en la ciudad oriental china de Qingdao.
Se trata de la primera cumbre de la OCS después de que India y Pakistán pasasen a ser miembros plenos en la cumbre de Astaná, en Kazajistán, en junio del año pasado.
Los ocho miembros de la OCS representan más del 60 por ciento del territorio eurasiático, casi la mitad de la población del mundo y más del 20 por ciento del PIB global.