Tal vez mucho menos gente que en un 10 de mayo o en 1 y 2 de noviembre, pero este domingo algunos quisieron recordar los buenos momentos al lado de sus padres, en sus tumbas en el Panteón Municipal.
Federico fue uno de ellos, llegó con sus dos hijos pequeños y su esposa. Frente a la tumba de don Ernesto, su padre, lo recuerda como un hombre serio, pero siempre muy responsable en casa para que las carencias fueran menores.
“Tal vez siempre estaba serio porque tenía muchas preocupaciones, por los cuatro hermanos que éramos. Varias veces discutió con mamá. Nosotros como hijos nos poníamos tristes”.
“Pero solo trabajaba él, y pues hizo el esfuerzo por darnos estudio, comida, ropa y calzado. Ahora entiendo muchas cosas de él, que no comprendí cuando era adolescente y le reprochaba”.
“Él como mi madre se limitaron a muchas cosas, para que sus hijos estuviéramos contentos; tal vez sin viajes, pero sanos y con estudio. Desgraciadamente, se nos fue siendo no tan grande y no pude recompensar nada de lo que hizo por mí. Lo extraño mucho y le pido perdón por no ser más cariñoso con él”.
Valentina N, también con sus hijos, sobrinos, hermanos y madre, acudieron a visitar a su padre en una de las tumbas del Panteón Municipal. Ahí le llevaron flores y música.
“Cuando era niña, lo vi siempre como mi héroe. Le agradezco siempre habernos dado buen ejemplo. Se nos fue hace cinco años, no siendo un anciano. Yo sugiero a quienes tiene a su papá que lo disfruten, porque es muy tarde cuando uno reflexiona y los entiende uno a ellos”.
