
Al menos 1,500 bots (robots) se encargaron de difundir rumores alarmantes entre los habitantes de la Ciudad de México el pasado miércoles 3 de enero, con el objetivo de generar pánico y causar desorden. Esto lo confirmó Miguel Ángel Mancera, jefe de gobierno de la CDMX.
En el caso de Puebla, también es posible ver una maniobra sistemática que desestabilizó el orden durante los pasados 5 y 6 de enero, la cual se valió de las redes sociales para sembrar el pánico. Esto lo reconoció el gobernador Rafael Moreno Valle, quien en una entrevista el domingo aseguró que ya se rastrean las cuentas que llamaron al caos y anunció que los responsables serán castigados.
“Podemos afirmar que hubo, con mala intención, mensajes en redes, en whatsapp; se grababan mensajes que eran personas que incitaban a saqueos, una situación muy delicada y que está orquestada por grupos antisistema y que utilizan equipos sofisticados”, aseguró Moreno Valle al señalar que estas fuentes fueron detectadas por la Policía Cibernética.
Aunque Moreno Valle habló de “grupos antisistema” o incluso células anarquistas, el gobernador poblano también refirió que los incitadores al caos utilizaron “equipos sofisticados”, lo cual hace pensar que si se trató efectivamente de esos grupos, fueron financiados por intereses más poderosos.
La pregunta en este caso es ¿cuáles son esos intereses? La utilización de robots y cuentas “trol” es una dinámica recurrida anteriormente por manos oscuras al servicio del gobierno y prueba de ello es el comportamiento que tuvieron las redes sociales, especialmente Twitter, durante la crisis social surgida a raíz del caso Ayotzinapa y después por la salida de la periodista Carmen Aristegui, cuando decenas de cuentas anónimas intentaron desviar la atención social y “reventar” hashtags como #YaMeCansé o #Ayotzinapa. A estas cuentas se les conoció como “peña bots”.
Miguel Ángel Mancera y Rafael Moreno Valle coinciden en que hubo una acción concertada que tuvo la intención de generar caos, desorden, confusión entre los habitantes. Esto sería la prueba o un indicio de que los saqueos cometidos en ciudades como Puebla y CDMX también respondieron a una operación organizada desde instancias superiores para inhibir la participación ciudadana. El hecho de que la “rumorología” se haya desatado en las horas previas a la gran manifestación del sábado es una muestra de ello.
Pero no solo se trató de los mensajes de alarma y la desinformación a través de redes, ya que a la “violencia virtual” se sumó la violencia física, generada a través de saqueos, presencia de vándalos que intimidaban a la población en las calles o incluso ataques contra edificios de gobierno, como ocurrió en Monterrey durante una nutrida manifestación el pasado jueves 5 de enero, que derivó en saqueos y más de 200 detenidos.
El propio gobernador de aquel estado, Jaime Rodríguez Calderón “El Bronco”, atizó la inquietud y el misterio sobre los verdaderos responsables de esos robos, cuando dijo la enigmática frase: “quieren incendiar al país con tal de salvar su gobierno”. Pero la respuesta de los ciudadanos no ha sido del todo la que esperaban los instigadores, porque tanto en Puebla como en Monterrey las protestas fueron nutridas y en el caso de esta última sede, destacó el hecho de que los ciudadanos, cuando advirtieron la presencia de vándalos, se sentaron en el piso y enarbolaron la frase: “¡ese no es el pueblo!”.