Roma.- Ibrahim dice tener 18 años, pero aparenta 15, y por las tardes pasa el tiempo en la estación central de trenes “Termini” de la capital italiana, donde según reportes de prensa muchos menores inmigrantes se prostituyen para poder comer.
Ibrahim solamente dice que es egipcio y que llegó a Italia enviado por su familia en una de las barcazas que cotidianamente atraviesan el Mediterráneo. El adolescente es uno de los miles de menores inmigrantes no acompañados que han desembarcado en el país europeo, de los cuales más de cinco mil han sido reportados como “desaparecidos”.
Según cifras oficiales, hasta el 31 de julio pasado habían llegado a Italia 13 mil 705 inmigrantes menores de edad no acompañados, superando a los 12 mil 360 que arribaron en todo 2012.
Andrea Stocchiero, experto del Grupo Migración y Desarrollo Concord Italia/FOCSIV, explicó a Notimex que la mayor parte de los menores que desembarcan en Italia son adolescentes del sexo masculino que ya tienen contactos para trabajar, en condiciones de explotación, o emigrar hacia otras naciones del norte de Europa, especialmente Alemania.
En su mayoría son originarios de África, en particular de países como Nigeria, Gambia, Eritrea y Egipto, y un porcentaje reducido, sobre todo del sexo femenino, caen en redes de explotación sexual.
Un reciente reporte de la organización no gubernamental Oxfam cifró en cinco mil 220 el número de menores inmigrantes no acompañados “desaparecidos” hasta el primer semestre de 2016, periodo en el que otros 140 murieron en el intento de atravesar el Mediterráneo.
“Todos los días 28 menores no acompañados simplemente desaparecen a causa de un sistema ineficaz e inadecuado”, dijo el informe Grandes esperanzas a la deriva de Oxfam.
Resaltó que en Italia muchos de ellos se ven obligados a vivir por tiempo indeterminado en centros de acogida de los que no pueden salir y sin información sobre sus derechos.
Los menores que llegan a costas italianas pasan por los centros denominados “hotspots”, creados para registrar a los inmigrantes y hacer más veloces los procedimientos de expulsión y repatriación.
Pero según Oxfam, esos centros “se encuentran en una situación crónica de sobrepoblación y no ofrecen servicios adecuados ni siquiera desde el punto de vista higiénico y sanitario”.
Tras su registro, los menores son transferidos a los llamados centros de primera y segunda acogida, donde en muchos casos la situación es peor que en los “hotspots”.
Dave, un adolescente eritreo de 17 años, relató a los expertos de Oxfam que en el centro de acogida de Pozzallo, Sicilia, hay un grupo de somalíes adultos que golpean y humillan a los eritreos sin que nadie haga nada para detener la violencia.
Otro riesgo al que se enfrentan los menores inmigrantes es el de caer en redes de tráficos de órganos, como han denunciado reportes de prensa, pero -según Stocchiero- sin que hasta el momento se haya comprobado que los indocumentados desaparecidos son efectivamente usados para ese fin.