Londres.- Los niños que se enfrentan a adversidades, como enfermedades o la separación de sus padres, son más propensos a buscar apoyo en sus mascotas que en sus propios hermanos, de acuerdo con una investigación británica.
Un equipo de especialistas en Psicología y Psiquiatría de la Universidad de Cambridge estudiaron el papel significativo de los animales domésticos en las emociones de los niños, el cual hasta ahora había sido subestimado.
“Ellos (los niños) pueden sentir que sus mascotas no los están juzgando”, afirma Matt Cassel, investigador de postgrado de Psiquiatría en Cambridge, al presentar el resultado de 10 años de investigación en Reino Unido.
El lugar de las mascotas en la vida de los niños “no ha sido reconocido de manera adecuada y la escala de su importancia ha sido subestimada, pero representan un importante apoyo emocional”, sostiene el especialista.
Las rupturas familiares, por ejemplo, significan que los niños son propensos a convivir más con una mascota que con sus padres.
Estadísticamente, alrededor de dos tercios de los niños viven con sus padres y cerca de cuatro de cada cinco las familias con hijos en edad escolar tienen una mascota.
Para su estudio, los expertos del Centro de Investigación de la Familia en la Universidad de Cambridge analizaron a 100 familias en Reino Unido que tenían niños de entre dos y 12 años de edad, y que contaban con mascotas.
“Los datos sobre las relaciones con mascotas destacaron”, dice Cassels a la cadena pública de noticias BBC y refiere que por lo general se asocia a las mascotas con juegos para los niños sin considerarlos en términos de una relación emocional.
La investigación muestra que los niños con dificultades emocionales, tales como duelo, divorcio, inestabilidad o enfermedad, obtienen un apoyo de especial importancia de sus mascotas.
“Los niños no sólo recurren a sus mascotas para sentir apoyo y compañía cuando enfrentan alguna adversidad, sino que lo hacen incluso más de lo que recurren a sus hermanos, a pesar de saber que sus mascotas no entienden realmente lo que están diciendo”, añade.
El estudio sugiere que los menores también son propensos a tener una relación más fuerte con sus mascotas que sus pares, ya que tales relaciones -sobre todo cuando son de niñas con perros- alientan un comportamiento más social, como “ayudar, compartir y cooperar”.
Los investigadores estiman ahora como “válido hablar de las relaciones infantiles con mascotas de la misma forma en que hablamos acerca de las relaciones entre hermanos”.