Una influyente diputada hongkonesa suscitó duras críticas de militantes antirracismo tras acusar a las criadas filipinas de seducir a sus jefes, unas palabras que calificaron de "racistas" y "ofensivas".
Unas 300.000 domésticas trabajan en Hong Kong, de las cuales muchas vienen de Filipinas o Indonesia. A veces son víctimas de maltratos, y las asociaciones de defensa de derechos humanos temen por sus condiciones de vida.
Regina Ip, consejera del jefe de gobierno hongkonés Leung Chun-ying, a la que presentan como su posible sucesora, acusó a las criadas de romper parejas.
Ip explicó, en un editorial publicado el viernes por el diario Ming Pao, que varias mujeres de expatriados la contactaron para quejarse de que sus maridos se habían marchado con la criada.
"Varias familias quedaron destrozadas por culpa de las relaciones entre las domésticas y sus jefes", añadió.
"En vez de hablar de los problemas de comportamiento de algunos jefes hongkoneses, ¿no deberíamos interesarnos por el problema de las criadas filipinas que se convierten en una fuente sexual para los expatriados de Hong Kong?", se preguntó.
Eman Villanueva, de la Coordinación de Migrantes Asiáticos, tildó de racistas esos estereotipos sobre "una nacionalidad".
"Las criadas extranjeras son tratadas como ciudadanas de segunda por algunos políticos que no temen pronunciar palabras ofensivas sobre ellas", declaró este lunes Claudia Mo, diputada del Partido Cívico, a la AFP.