Mañana se cumplen 29 años del fallecimiento de Juan Rulfo, considerado uno de los grandes escritores latinoamericanos del siglo XX y el máximo exponente del realismo mágico en la literatura mexicana, género que utilizo magistralmente para reflejar el paisaje de un México rural.
Hijo de María Vizcaíno Arias y Juan Nepomuceno Pérez Rulfo, el célebre escritor, autor de “El llano en llamas” y “Pedro Páramo”, nació en Apulco, Jalisco, un 16 de mayo, aunque fue registrado en Saluya, ciudad que pertenece a la misma entidad.
Desde niño, Rulfo vivió acontecimientos que marcarían su vida, como el asesinato de su padre, la muerte de su madre y el entorno de incertidumbre social con la Revolución mexicana. Por dicho motivos fue internado en una escuela de Guadalajara, Jalisco.
Después de su internado, Juan Rulfo llegó a la Ciudad de México, donde incrementó su interés por la cultura mexicana, pues asistió como oyente a diversos cursos de historia del arte en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. A principio de los años 50 el Centro Mexicano de Escritores le otorga dos becas, de las cuales surgieron sus obras cumbres, “El llano en llamas” (1953) y “Pedro Páramo” (1955).
A raíz de la publicación de sus dos grandes obras, Rulfo fue el más reconocido de México, escritores como Mario Benedetti (1920-2009), José María Arguedas (1911-1969), Carlos Fuentes y Jorge Luis Borges (1899-1986), entre otros, se convirtieron en fervientes admiradores de las letras del escritor mexicano.
El Premio Nacional de las Letras 1970, el Xavier Villaurrutia 1956 y el Príncipe de Asturias 1983, son algunos de los reconocimientos que recibió en su carrera.
Juan Rulfo dedicó los últimos años de su vida a su trabajo en el Instituto Nacional Indigenista de México, en la edición de una importante colección de antropología contemporánea y antigua de México. Finalmente el prolífico escritor feneció en el Distrito Federal el 7 de enero de 1986.